“Oh, Dios, crea en mí un corazón puro”
2 min readEste es un gran Salmo, el 50; también se le llama el Salmo Miserere, es un Salmo precioso y de gran significación. Señor, soy un simple pecador y lo que deseo es que me des un corazón puro, para que pueda recibirte todos los días en él.
“Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado…. Renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu…Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso; enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. Amén.
La Segunda Lectura de hoy, tomada de la carta a los Hebreos, nos dice: “Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.”
El Evangelio según San Juan nos habla de que “si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto”. Significando lo que a él le iba a suceder: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre…. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará”.