Mié. Abr 17th, 2024

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RESURRECCIÓN A LA LUZ DE LA MISERICORDIA

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LECTURAS DE HOY: 11/4/21 (Hch 4,32-35; Sal 117; 1Jn 5,1-6; Jn 20,19-31).

Hoy, domingo de la «misericordia», recordamos que ésta, como concepto hebreo «RAHAM» significa: «útero», «vientre materno», «amor profundo», «compasión»… La misericordia divina expresa, gramaticalmente, una serie de sinónimos que nos empujan a tener una idea de lo que acontece en lo íntimo de Dios, en relación con nosotros y toda la creación.

La misericordia es Dios saliendo de sí, dando amor en derroche sin que merezcamos nada. Pero, ¡cuidado! Alguien dijo:

«LA MISERICORDIA ES GRATIS, PERO NO BARATA».

Veamos cómo lo muestran las lecturas de hoy:

En Hechos, la primera comunidad cristiana: testigo de la misericordia por la Resurrección, «se desprendía de sus posesiones para tenerlo todo en común».

Tenga en cuenta que se desapegaron de los bienes para cubrir necesidades y que todas sus fuerzas se centraran en «dar testimonio con mucho valor». Por este testimonio «Dios los miraba con agrado», «crecía la comunidad». Ahora contemple el secreto:

«Eran CONSTANTES en: la enseñanza, la comunión, la fracción del pan, la oración».

La segunda lectura, 1 Jn, deja claro que quien recibe misericordia está llamado a ser misericordioso con los demás, por eso ella es «gratis, no barata»: «amar a Dios y poner en práctica los mandamientos»: quererle los hijos e hijas de Dios es gratitud ante sus dones recibidos.

El evangelio deja evidente que Jesús Resucitado es el rostro, la personificación de la misericordia. Así se demuestra cuando:

1. Entra con las puertas cerradas hasta donde los discípulos para desterrar el miedo e infundir paz.

2. Les exhala su aliento sobre ellos para que, con la fuerza del Espíritu, sean mensajeros de la buena noticia.

3. Pero, un detalle… faltaba uno… ¿Dónde estaba Tomasito? No se sabe. Quizás nos represente a todos nosotros, que aunque no seamos de los primeros testigos oculares, estemos llamados a ser creyentes y no incrédulos.

4. La misericordia se evidencia en la caridad de Jesús, al ser paciente con el Mello, y luego de 8 días retomar sus inquietudes: «trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado»…

Tenga en cuenta que la segunda vez que Jesús aparece, en el relato, vuelve trayendo la paz. Mientras faltaba uno en la comunidad, no hubo paz permanente. Y es en esta sólida comunión donde el propio Tomás, abochornado, nos enseña. Nos dice cuáles son las palabras ciertas ante Jesús:

«SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO».

Señor: queremos que llegues a nuestras vidas, a nuestras parroquias, a nuestras diócesis y que, junto al Mello, por la gracia de tu Espíritu, y unidos a la creación digamos: «Señor mío y Dios mío». Con esta expresión sincera estaremos entrando por la puerta de tu misericordia. «Que la digamos todos los fieles del Señor, porque es eterna su misericordia».

  • ☆¿Qué miedos nos quedan aún?
  • ☆¿Qué nos dice Jesús Resucitado al entrar a nuestra casa?
  • ☆¿Quién está faltando en la comunidad?
  • ☆¿A qué me compromete la misericordia recibida?

Sintetizamos con la expresión de Jesús a Santa Faustina: «Dame tus miserias para que se hundan en el abismo de mi misericordia».

Comentarios de la Hermana Ángela Cabrera