JESÚS CONOCE A QUIENES HA ELEGIDO
3 min readEVANGELIO DE HOY: 7/7/21 (Mt 10,1-7)
El evangelio de hoy encuentra profunda sintonía con la siguiente enseñanza eclesial: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DCE,1). De esto nos hablan los discípulos quienes, al encuentro con Jesús, dejaron todo, sin regatear. Jesús supo, muy bien, a quienes elegía para estar más cerca con Él y enviarlos a predicar. Refresquemos la memoria auxiliándonos de otros pasajes:
A Simón (Pedro), cuando Jesús lo miró fijamente le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas”, que quiere decir Piedra (Juan 1,42). Jesús conocía la casa de Pedro y parecía haber confianza familiar. Esto se demuestra cuando Él entra en ella, interesado por la salud de su suegra, en cama. Parece haber entrado hasta la habitación (Mt 8,14-15; Lc 4,38-39; Mc 1,31).
Jesús también supo que Andrés era hermano de Pedro, pescador como él: hombres de lago, barca, redes y peces (Mt 4,18-19). Procedía de los antiguos discípulos de Juan Bautista, a quien había escuchado hablar del Maestro (Jn 1,40-42).
Jesús conocía sobre Santiago y Juan, que eran hermanos, pescadores y compañeros de Simón (Lc 5,10). Ambos, hijos de Zebedeo, con quien trabajaban al momento de la llamada, y a quien dejaron con los jornaleros para seguirle (Mc 1,20). El Maestro tuvo contacto y conversaciones con la madre de ellos (Mt 20,20), a quienes apodó Boanerges, “hijos del trueno” (Mc 3,17). De Felipe supo que era originario de Betsaida de Galilea, el pueblo de Andrés y Pedro.
Bartolomé, también llamado Natanael, era de Caná (Mt 10,3; Mc 3,18; Lc 6,14). Mateo fue publicano (Mt 10,3). Tomás era llamado, “el Mellizo” (Jn 20,24). Santiago, era distinguido como “el de Alfeo” (Mt 10,3). Simón, el “zelota” o “guerrillero”, también era conocido con “el cananeo” (Lc 6,15; Mc 3,18). Uno de los Judas era apellidado “de Santiago” (Lc 6,16). El otro Judas, Iscariote, era reconocido como “hijo de Simón Iscariote” (Jn 13,26).
Estos pequeños detalles hacen pensar que la elección de Jesús no fue al azar. Jesús conocía tanto de su procedencia y origen como de lo que habitaba en sus corazones. Llama la atención la diversidad de perfiles que conformaban la comunidad de los Doce. En tal diversidad, permanecía la unidad en Cristo Jesús. En Jesús se integra un hermoso escuadrón, con autoridad concedida para anunciar y testimoniar que el Reino está cerca.
Señor, tú también nos conoces a nosotros por dentro y por fuera. Sabes nuestro origen, nuestros nombres. Queremos escuchar tu voz. Limpia nuestra sordera. Esos sencillos pescadores pudieron hacerlo. Lo hicieron, no porque les faltasen distracciones, sino porque estaban abiertos a la gracia. Así como ellos abrieron manos de sus redes, haznos soltar aquello que nos ocupa para tomar las riendas de la misión que nos confía. Gracias, Señor, porque en la comunidad de los Doce nos deseas incluir a todos y a todas. Gracias por compartirnos tu autoridad para que seamos nuevo Pueblo de Dios.
1. Jesús me llama: ¿le he respondido?
2. Pregúntale a tu párroco: ¿Cómo identificar la voz de Jesús en el corazón?
3. ¿Me he interesado en conocer a Jesús así como Él me conoce?
4. ¿Si Jesús me pusiese un apodo, cuál sería?