LA NUEVA FAMILIA DE JESÚS

EVANGELIO DE HOY: 16/7/21 (Mt 12,46-50)

Continuamos con Mateo en el evangelio de hoy. Interesa considerar los episodios anteriores más próximos, sobre el envío y misión de los discípulos… A esta altura de la narrativa, han aumentado los seguidores de Jesús, pero también las polémicas con las autoridades del templo y las consecuentes acusaciones contra su persona. En esta meditación distinguimos tres momentos:

1. SU MADRE Y SUS HERMANOS

No por casualidad María y los parientes de Jesús lo procuran. De hecho, en su vida pública, ella sólo aparece en escena cuando Él está en aprietos. Si se observan las discusiones y controversias que la vida y la palabra de Jesús han generado, se entenderá el porqué de esta búsqueda.
Tratan de hablar con Él.

Pensemos en María, como madre, que ha llevado en su vientre a Jesús, lo ha criado, como a un niño. Ha vivido con Él 30 años en el silencio de Nazaret, y luego tiene que hacer turno para hablar con el hijo. Esto es muy interesante. Sigamos avanzando en la meditación.

2. ¿QUIÉN ES MI MADRE Y QUIÉNES SON MIS HERMANOS?

El camino espiritual hecho por Jesús, es realizado por María. Jesús mismo la prepara y la introduce en éste. Él, con la encarnación, se ha despojado de su condición divina, asumiendo la realidad humana, en un acto de humildad sin precedentes. Con su cuestionamiento sobre la identidad de su madre y sus hermanos, Jesús también introduce, de manera especial a ella, en la espiritualidad del abajamiento, de la máxima humildad, la que ella acoge en el silencio que el mismo relato deja sentir.

Bendito abajamiento que hace elevar hacia los niveles más sublime de una santidad inimaginable. Lo buscan porque lo aman. Y Jesús también responde como quien sabe amar. Con sus palabras introduce en el lugar cierto, en la nueva dimensión familiar que distingue a los integrantes de este proyecto: un Padre, un Hijo, una comunidad de hermanos con la gracia del Espíritu; y una madre desapropiada que acompaña con su testimonio en el camino discipular. Saber situarse en esta dinámica relacional, incorpora a la nueva familia de Jesús, unida en torno al Reino.

3. ESTE ES MI HERMANO, Y MI HERMANA, Y MI MADRE

María, de madre, sin dejar de serlo, pasa a ser discípula. Si no llega a Jesús por un lado, lo hace por otro, y en ambos están juntos. Ella, desapropiándose de todo, hasta del título de ser madre, ha seguido llenándose de la voluntad de Dios. Lo único que aspira y respira es hacer su voluntad. Por esta disposición, en cualquier lugar, puesto, condición, status que la coloquen estará bien. Ella se siente realizada, feliz, con estar en los alrededores de Jesús, entre la gente aglomerada; pero con el corazón unido, como nadie, a su Hijo. María no corrige a Jesús; se deja iluminar por Él. Jesús la forma, la prepara, la introduce, y ella se deja guiar. Observe que, María es madre por haberlo llevado en el vientre, y es la nueva madre, por cumplir los criterios exigidos por Jesús. En todo caso, el silencio mariano le ha permitido ir uniendo todas esas cosas que guardaba en su corazón. Momentos como este, fueron para ella puntos culminantes de discernimiento y lucidez alusivos a la revelación del plan divino en la historia de salvación.

Señor: te damos gracias por la Virgen María. Ha cumplido la voluntad del Padre. Con este cumplimiento es doblemente madre; lo ha sido, en su sentido histórico, pero ahora por su obediencia y fidelidad. Se ha reconfirmado en esta nueva dimensión que exiges, siendo madre y discípula a la vez. Toda su vida es una unidad coherente hacia ti. Mujer de una sola pieza, de un solo destino, de una sola búsqueda, de un solo encuentro. Por eso canta: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.