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UN CORAZÓN VACÍO DE SÍ INICIA LA LLUVIA DE PANES

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EVANGELIO DE HOY: 2/8/21 (Mt 14,13-21).

Nuevamente el evangelio nos habla de una versión sobre la multiplicación de los panes. La abundancia de pan habla sobre una de las notas característica del Reino de Dios; siempre con el trasfondo de aquel alimento eterno y salvífico. Esta vez, destacamos la circunstancia que este relato de Mateo distingue: la muerte de Juan Bautista.

JESÚS SE NIEGA A SÍ MISMO PARA ATENDER A LA GENTE

  • El relato inicia diciendo que Jesús se había enterado de la muerte de Juan Bautista.
  • Ha de suponerse el impacto de la noticia: Jesús lo quería y lo valoraba, sentía admiración por él.
  • No por casualidad se añade que Él, Jesús, se fue a un sitio tranquilo y apartado.
  • Cualquier gente en su sano juicio, al ver el gentío buscándolo, le diría, con mucha delicadeza: “por favor, he sacado un tiempo para mí; acaban de matar a mi amigo”.
  • Pero no: Él tuvo compasión de la gente.
  • En vez de distanciarlas, se puso a curar a los enfermos.
  • Jesús entrega a Juan al seno del Padre; Él, atiende a los que aún peregrinan en el valle de lágrimas.
  • Jesús nunca hizo un milagro para sí mismo, ni siquiera cuando sintió hambre de pan.
  • Su desapropiación es una escuela de humildad.
  • Él está centrado en la Misión sin amedrentarse por las tempestades que le azoten.
  • Darse enteramente a los demás: con sus dones, pensamientos, acciones y actitudes, son claves para mantener el corazón del Padre ardiente de amor y complacencia.

CON EL CORAZÓN VACÍO DE SÍ, Y LLENO DE DIOS, INICIA LA LLUVIA DE PANES

  • No importa estar en lugar descampado cuando la gracia de Dios es sombrilla protectora.
  • El milagro comienza con la compasión, en un corazón vacío de sí.
  • La compasión es más que un sentimiento: es el palpitar de Dios.
  • Tal compasión, se convierte en acciones concretas que alivian.
  • Si las personas no sienten alivio, la compasión no ha sido eficaz.
  • Para que el milagro acontezca es necesaria: la intervención divina y la disposición/colaboración humana.
  • Por esto dice Jesús: “Denles ustedes de comer”. La gente pone sus pocos panes y, Jesús, su bendición.
  • Nadie se marcha con hambre luego de haber estado con Jesús.

Señor: queremos estar bien cerca de ti para aprender de tu desapropiación. Que nuestras oraciones, diligencias, afanes… no estén centradas en las propias necesidades. Tú que actuaste por convencimiento, danos la honestidad espiritual, aquella que no desperdicia tu gracia en provecho propio; sino en beneficio de los demás. Sigue alzando tu mirada al cielo, bendícenos; no queremos andar quejándonos como aquel Pueblo tan amado, pero que no supo sonreír al comer sin carne. Enséñanos a servir con alegría a todos los necesitados, aunque nos toquen comer, en algunos kilómetros, los panes vacíos.

  • ¿He tenido experiencia de servir a los demás en medio del dolor propio?
  • ¿He pasado necesidad, de manera prudente, sin amargar el rostro?
  • ¿Qué estoy haciendo con los “panes” que llevo conmigo?