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En camino con la Palabra Solemnidad de la Asunción de María

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Explicación de Lucas 1,39-56 – P. Danilo Medina ssp – IBPL

En camino con la Palabra
Solemnidad de la Asunción de María
“Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”
Para el evangelio de este domingo nos acompaña el Padre Danilo Medina, ssp, sacerdote de la sociedad de San Pablo, quien nos ayudará a comprender el texto tomado de los relatos de la infancia de Jesús en el evangelio de Lucas, en el marco de la solemnidad de la asunción de la Madre de Dios a los cielos.
El padre Danilo nos recuerda la necesidad de ponernos en camino de caridad y solidaridad para atender a quien lo necesita y para llevar con alegría a Jesús a la humanidad.

Lc 1,39-56

Por aquellos días, María se levantó y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y cuando oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando en voz alta, dijo:
-Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi Señor a visitarme?
Pues en cuanto llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno; y bienaventurada tú, que has creído, porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte del Señor.
María exclamó:
-Proclama mi alma las grandezas del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador:
porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava;
por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
Porque ha hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso, cuyo nombre es Santo;
su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen.
Manifestó el poder de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó de su trono a los poderosos y ensalzó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos los despidió vacíos.
Protegió a Israel su siervo, recordando su misericordia,
como había prometido a nuestros padres, Abrahán y su descendencia para siempre.
María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.