Mar. Abr 16th, 2024

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¿A dónde iremos?

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Hay mucha gente des­orienta­da que no sabe pa’ donde va. Creo que el que no sabe dónde va, ya llegó y no debe se­guir caminando hasta que encuentre su nor­te. Pero el ser humano es testarudo y sigue ca­minando sin cuestionar­se el por qué, para qué y hacia dónde.

La naturaleza tiende al movimiento. Si con­templamos los planetas, rotan y se trasladan con­tinuamente. Las plan­tas, como los humanos, nacen, crecen, se repro­ducen y mueren. Los ríos no paran de fluir hasta llegar al mar, que a su vez se mantiene moviendo las aguas con el vaivén de las olas.

En fin, caminar es el destino de todos y cuan­do digo caminar, no hablo sólo a nivel físi­co, sino también espiri­tual. Quien no camina se atrofia, pierde el sen­tido de la vida, porque hemos nacido para estar en movimiento.

La pregunta clave es ¿A dónde iremos?, por­que si no sabes a dónde vas el camino es inútil. Y hay tanta gente que está en esa situación, camina a lo loco y sin rumbo, no se ubican ni con GPS.

¿Pero cómo descubres cuál es el camino que debes seguir? Dice Joan Manuel Serrat que no hay un camino, sino que se hace camino al andar. Por tanto, cada quien va trazando su trayectoria a medida que avanza en esta vida.

Dios tiene un destino para cada uno de noso­tros, pero no estamos obligados a cumplirlo, Él nos da libre albedrío para recorrerlo o no. Su voluntad siempre es perfecta y cuando cami­nos dentro de ella, hay un sentimiento de ale­gría y plenitud que na­da te puede quitar. Por eso Jesús dice que Él es el camino, porque cuan­do caminamos en Él, en­contramos la Verdad y la Vida. Cuando nos mo­vemos dentro de la vo­luntad de Dios, hasta las cargas más pesadas se vuelven ligeras, porque Él, como buen Cirineo, nos ayuda a cargarlas.

Aférrate al camino de la mano de Jesús, con Él no hay peligro de extra­viarse.

Más aún serás ca­paz de indicarle a otros por donde dirigirse en la vida para superar di­ficultades y problemas, siempre con la mirada fija en la meta que es la paz y alegría de la vida eterna.