Mié. Sep 18th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

DEJARNOS TOCAR POR JESÚS: LIBERTADOR DE TRABAS Y SORDERAS

2 min read

LECTURAS DE HOY: 5/97/21 (Is 35,4-7a; Sal 145; St 2,1-5; Mc 7,31-37).

El evangelio de Marcos tiene un interés fundamental: decir quién es Jesús. Él, hoy nos responde mediante el episodio de un encuentro (camino a Galilea) entre Jesús y un hombre sordo, con dificultad para hablar. Saquemos provecho espiritual de esta imagen, y distingamos tres momentos del relato:

  1. SORDERA E IMPOSIBILIDAD PARA HABLAR

Los oídos, en la antropología bíblica, y la lengua misma, representan toda la persona. Estar sordo, espiritualmente, es tener cerradas las ventanas de la fe. Observemos que este hombre es presentado ante Jesús; él mismo no puede acercarse por su propia iniciativa.
La no experiencia auditiva con el Señor, se convierte en su principal traba para hablar con Él y de Él.

  1. SORDERA Y TRABA SE DAN LA CARA CON JESÚS

A Jesús sólo le pidieron que le impusiera las manos. Pero Él fue más lejos. Se hizo necesario: apartarlo, meterle los dedos en los oídos, y dejarle caer la saliva en su lengua trabada. El hombre no podía oír, pero sí ver. El tacto también se hizo factible. Mientras las manos de Jesús estaban obrando, sus ojos se elevaron al cielo, haciendo presente la intervención trinitaria.

  1. ¡ÁBRETE!

¡Ábrete! es el imperativo que expresa la autoridad de Jesús, afanoso por liberarnos de nuestras sorderas.

Al dejarse conducir a Jesús, y ser tocado por Él, comienza una nueva historia: con sus oídos se abrió él mismo a la persona de Jesús. Quien se abre y se deja tocar por Jesús experimenta la liberación.

Señor: hoy nos reafirmas quién eres tú. Eres el Hijo de Dios, aquel anunciado por los profetas para traernos la salvación. Por eso canta el salmista que mantienes tu fidelidad perpetuamente. Ayúdanos a ser como tú, a ver en todos los hermanos a los hijos y las hijas de Dios, sin favoritismos, como nos recomienda el apóstol Santiago. Queremos ir por los caminos, en tu Nombre, haciendo que se abran los oídos y se suelten las trabas de las lenguas; sólo así podremos ser tus discípulos misioneros.

  1. ¿Estoy escuchando a Jesús?
  2. ¿Me dejo tocar por Él?
  3. ¿Tengo una lengua sin traba para anunciar a Jesús?