EN LA AUSENCIA DEL SEÑOR: SER GENTE DE SU CONFIANZA
2 min readEVANGELIO DE HOY: 20/10/21 (Lc 12,39-48).
Lucas sigue introduciéndonos en la dimensión del “estar preparados” para cuando acontezca la venida del Señor; el meollo del asunto está en que no se sabe el día ni la hora. De ahí que Pedro intervenga para tener claro a quién concretamente Él se refiere cuando exige tal actitud “diligente” y “servicial”. El mismo texto nos responde y desde ahí nos introducimos en la meditación:
Cuando Jesús hace referencia a la identidad de ese “administrador fiel y solícito”, pudiera estar indicando a aquella persona a la que ha confiado el cuidado de su gente “para que le reparta la ración a sus horas”. Si el administrador falla, la servidumbre de debilita. Al llamarle “servidumbre” se apunta a que todos, en la casa del Señor, tienen sus oficios y sus tareas; pero algunos con responsabilidades más exigentes que otros, según sus capacidades. Ninguno está pasivo. Todos son siervos.
En el pasaje se realza la importancia de la fidelidad. Llama la atención, en este sentido, que el primer fiel es Dios mismo. A su vez, la fidelidad de su Hijo Jesucristo ha sido probada y testimoniada. Cuando Él enseña el valor de tal virtud, no está hablando de cosas extrañas, sino de lo que ya ha vivido. Ha ganado la confianza del Padre, y nos quiere introducir en el campo de su santidad.
El valor de la fidelidad está en que se busca agradar al dueño de la casa, haciendo lo que Él quiere, aún en su ausencia. Con esta actitud se guardan sus espaldas; pasando a ser tanto “administrador” como “servidumbre” gente creíble, confiable, fidedigna hasta la muerte. A nadie se le exige que responda a las tareas que superan sus capacidades, sino a aquellas que maneja; las que sabe cómo se hacen, y los resultados que se aguardan de las mismas.
Señor: ahora entendemos, esa parábola la dices por nosotros también, por cada uno de los que llevamos tu nombre y tu apellido. Queremos ser gente de tu confianza. Deseamos serte fiel allí donde nadie nos ve. No queremos aparentar ser algo delante de ti; sino ser sinceros a puertas cerradas. Ayúdanos a no defraudarte, porque mucha gente aguarda por nosotros para madurar en su fe en Ti.
- ¿Estoy siendo fiel allí donde nadie me ve?
- ¿Cuido con esmero aquello que me han confiado?
- ¿Sé lo que el Señor espera de mí? ¿Qué hago con tal conocimiento?