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ADVIENTO: TIEMPO DE EDIFICAR LA CASA SOBRE LA ROCA PERPETUA

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EVANGELIO DE HOY: 02/12/21 (Mt 7,21.24-27)

Mateo nos presenta dos imágenes contrarias que hablan sobre el perfil requerido para formar parte del Reino de Dios: edificación sobre roca y edificación sobre arena. Meditemos…

-No todo el que me dice “Señor”, “Señor” entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre…-. Con esta advertencia, Jesús exige a sus discípulos ir más allá de fórmulas aprendidas para dirigirse a Él o para responderle. Cada una de las letras que forman la palabra “Señor”, en su conjunto, tiene una fuerza que implica hacerse uno con Él. Jesús desea que su Nombre pase de los labios al corazón de los suyos y dé frutos.

Parece indicarse que “Señor, Señor”, como se emplea en el texto, habla de alguien que responde a las palabras que Él le dirige. Porque inmediatamente el pasaje agrega: “el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica…”. Si uno escucha, y dice “Señor”; o sea, reconoce que son Palabras de autoridad divina, pero no hace vida lo escuchado, no entrará al Reino de Dios.

De ahí la comparación con “edificar la casa sobre roca”. Edifica sobre roca quien va más allá de la escucha a la Palabra. Edificar evoca el compromiso, el sacrificio, el empeño por situar toda la vida desde la fe en quien ha confiado su Palabra. La fe es la roca donde la persona sabia y prudente hace su casa. La casa y la vida de uno son la misma cosa.

El estar firme en la fe, que es el mismo Cristo, no descarta que “caigan lluvias”, “vengan los ríos”, “soplen los vientos” y se descargue todo contra la casa; sólo que no la mueven, no la derrumban ni la hunden.

Ahora bien, la edificación sobre arena habla del perfil contrario, de quien se conforma con decir “Señor”, sin saber lo que dice o no querer saberlo; es quien “escucha” sin dar un paso más. Refleja a quien lleva la vida de manera superficial, con poco empeño, poca tenacidad, poca templanza. Quien oye y no vive la Palabra no tiene fuerza suficiente para cavar sobre la roca; y se conforma con situarse en la arena, en tierra movediza. Con tal tibieza espiritual, cualquier brisa hunde.

Señor: en este tiempo de adviento nosotros queremos decidirnos a escuchar tu Palabra, a seguir el hilo conductor por el cual nos llevan las lecturas. Deseamos, a la luz de su mensaje, ejercitarnos cotidianamente haciendo lo que te agrada. Ayúdanos a ser una edificación sincera de nuestra casa, a cavar hondo, sin miedo al sacrificio. Con razón nos dice el salmista: “Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse del ser humano”. Aquí estamos buen Jesús, deseamos ser en ti, “ciudad fuerte”, ya que eres Roca Perpetua.

  1. ¿En cuáles cimientos edifico mi casa?
  2. ¿Cuando digo “Señor”, sé lo que digo?
  3. ¿He tenido experiencia de hundirme cuando sopla el viento?
  4. ¿Cómo seguir cavando profundo en la Roca Perpetua?