ADVIENTO: RECONOCERNOS ENVIADOS DE DIOS
3 min readEVANGELIO DE HOY: 11/12/21 (Mt 17,10-13).
Los discípulos cuestionan a Jesús sobre el por qué dicen los escribas que primero tiene que llegar Elías, el profeta, (antes de la venida del Mesías). El planteamiento que hacen tiene su base en la tradición judía, como se confirma en Malaquías 3,23. El nombre “Elías” significa “Mi Dios es Yavé”. Su vida y su obra se registran en el libro de Reyes. En Eclesiástico lo comparan con “un fuego”, “un horno encendido”, dotado de la gloria necesaria para atraer al pueblo confuso, sin identidad y disperso, a la fidelidad al Dios de Israel.
El paso de Elías en la historia de salvación fue tan relevante que el mismo escenario del Nuevo Testamento lo recupera, como leemos hoy. Cuenta la tradición que fue arrebatado al cielo dejando a Eliseo su manto y dos tercios de su espíritu de profecía (2R 2,1-18).
No por casualidad, en el contexto del Nuevo Testamento, Jesús y Juan Bautista son confundidos con el profeta Elías. En el evangelio de hoy, Jesús resuelve la controversia: “Elías vendrá y lo renovará todo. Pero les digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo”. Esto se entiende en el sentido de que un ser humano, con el mismo talante espiritual de Elías, a su altura, a su medida, fue enviado por el Señor, Juan. Esta venida necesaria para preparar el camino del Señor, fue ignorada por sus contemporáneos.
Queda evidente las crisis y las dificultades que han de asumir los enviados del Señor y, ni el propio Hijo de Dios quedó libre de tales circunstancias, por eso dice: “Así también el Hijo del hombre va a padecer”. El pasaje nos invita a todos a recordar, a hacer memoria de que el seguimiento de Jesús es fiesta, alegría, gozo, como lo que viviremos en Navidad, pero también cruz y martirio. En la carta de Santiago 5,17, Elías es también mostrado como un hombre frágil; dicha fragilidad lo eleva a ser para todos nosotros y nosotras modelo de oración y servicio.
Señor: con el salmista te decimos hoy “Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”. Deseamos que vengas a visitarnos, pues somos tu viña, la cepa que tu diestra plantó. Pero, al mismo tiempo, te pedimos que nos concedas disposición espiritual, para acoger a tus servidores y servidoras, los que mandas para hacer vigorosa la fe de tu pueblo. No queremos acoger tu mensaje a nuestro antojo, sino disponernos con firmeza y sin miedo a ser profetas y profetisas de hoy.
- ¿Nos reconocemos “enviados” del Señor en el contexto actual?
- ¿Cómo se identifican los profetas y las profetisas de hoy?
- ¿Pido, como Eliseo a Elías, al menos, un poco de su santidad de vida?
- ¿Asumo la cruz como coherencia de vida?