ADVIENTO: TIEMPO DE RECAPACITAR TRANSFORMAR EL “NO, DE BOCA” EN “SÍ, DE CORAZÓN”.
3 min readEVANGELIO DE HOY: 14/12/21 (Mt 21, 28-32).
El evangelio hoy nos presenta una parábola de Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Es la de aquellos dos hijos que, siendo enviados por su Padre a trabajar en la viña, recibió dos respuestas diferentes: el primero, dijo:- “No quiero”, pero fue. El segundo: -“Sí, señor”, pero no fue. A partir de la historia Jesús les preguntó: “¿Quién de los dos hizo lo que quería el Padre?” Meditemos:
EL “NO QUIERO”
Nos introducimos en la escena. Contemplemos el rostro del Padre al mandar al hijo a trabajar a su viña. Consideremos su mirada. Aquella mirada que conoce y escudriña las profundidades del corazón y las intenciones. Posiblemente el Padre sabía que detrás de ese “No quiero”, había una actitud dócil. Seguramente aguardó con paciencia su proceder.
El Padre fue tolerante ante una respuesta fugaz que no manifestó la verdad del hijo. Y de hecho, así sucedió: esas palabras superficiales poco a poco se fueron ubicando hasta dar paso a la recapacitación. Cuando este hijo se encontró frente a su respuesta mediocre, sencillamente, la superó e hizo lo contrario de lo que había dicho.
Esto sucedió en el caso de los pecadores que el texto identifica con nombres de “publicanos” y “prostitutas”: con su manera de actuar decían a Dios “No”. Pero, ante el mensaje de Jesús se convirtieron; el “No” pasó a ser “Sí”. Por esta mudanza de actitud se asegura que éstos “llevarán la delantera en el Reino de Dios”. Al fin de cuentas, lo importante es aquello que se termina siendo y haciendo.
EL “SÍ, SEÑOR”
Interesa ver el contraste entre las dos respuestas: “No quiero”, es una expresión seca, tajante. En cambio, el “Sí” está acompañado por la reverencia “Señor”… Mucha “cortesía” y nada de obediencia. También en este caso, el corazón del Padre sigue siendo bueno. Da la misma oportunidad a los dos hijos. Quizás conserve la esperanza de que, este segundo, al testimoniar el ejemplo del primero, se convierta y ejecute su voluntad.
En este “Sí” están, en la lógica del texto, todos los “sumos sacerdotes” y los “ancianos”, aquellos que con sus palabras tienen resonancias afirmativas, pero por dentro tienen una voluntad hueca, vacía, con tanta tibieza que no alcanzan a obedecer. Observemos que la parábola termina y no se dice que éstos hayan recapacitado. Nos deja margen para comprender que el Padre, no de todos experimentará el “No” convertido en “Sí”. Queda claro que la respuesta a ser dada es responsabilidad particular de cada uno. Lo más importante es que el pedido está hecho para todos los hijos y las hijas.
Señor, nosotros queremos decirte “Sí” y “obedecer”; ayúdanos a que nuestras palabras, nuestro corazón y nuestros actos sean la misma cosa. En este día de San Juan de la Cruz, tomamos prestadas sus palabras para expresarte nuestros sentimientos: “Bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas”; “En esto se conoce el que de veras ama a Dios, y no se contenta con alguna cosa menos que Dios”; “El alma que anda en amor ni cansa, ni se cansa”.
- ¿Qué respuesta doy al llamado delp Señor y cómo lo hago?
- ¿He experimentado mi “No” convertido en “Sí”?
- En este adviento ¿voy aprovechando el tiempo y las oportunidades para recapacitar?