SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS: ARTESANA DE PAZ…

EVANGELIO DE HOY: 01/1/22 (Lc 2,16-21).

En este primer día del año 2022 celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Al mismo tiempo festejamos la jornada mundial por la paz; este año, el papa Francisco nos invita a reflexionar sobre tres instrumentos íntimamente relacionados entre sí para construir una paz duradera:
1. Diálogo entre generaciones (escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo, caminar juntos);
2. Educación (para forjar una cultura del cuidado y la formación integral, lo que exige sólida inversión);
3. Trabajo (como expresión de la propia persona y de sus dones, desde donde contribuye para el desarrollo y las significativas transformaciones).
Cuando las personas y las entidades se disponen a construir dicha cultura, entonces son consideradas “artesanas de paz”… Por tales circunstancias, nos atrevemos a meditar hoy en la Madre en estas perspectivas para que nos motive en sus modos y su manera:

MADRE DIALOGANTE

Pensar en María en actitud dialogante abre un abanico de consideraciones. Desde la anunciación del ángel así se le presenta. En adelante, la virtud prevalece en todas las decisiones que tuvo que asumir para ponerse de acuerdo con José, como la huida a Egipto, el Niño perdido en el templo… el encuentro con la prima, la faena en las bodas de Caná… El evangelio de hoy no es menos referente… cuando recibe la visita de los pastores, quienes le contaban todas las cosas sobre el Niño… Pero lo más importante en esta esta circunstancia, es la disposición mariana para dialogar con el Señor y aceptar su voluntad.

MADRE EDUCADORA

El diálogo y la educación están relacionados. Como Madre de Jesús, que es el mismo Dios encarnado, María tuvo que estar centrada en su voluntad, para ir educando el Niño en el mismo sueño que Dios quiso para Él: “Rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción” (Gl 4,4-7). Tuvo que ir instruyendo al pequeño Jesús en vista al horizonte de la profecía. El evangelio la presenta como la Madre que meditaba en su corazón.

Y conforme a lo que guardaba en su corazón conversaban sus labios y procedía, en el silencio contemplativo de Nazaret. Muchas cosas habría aprendido Jesús de su Madre, las que se proyectan en el escenario de su vida pública, en diálogo con todos los sectores sociales, donde se destacó por llevar el mensaje y los signos del Reino según el lenguaje y la realidad de sus interlocutores. No olvidemos pensar en Ella también como educadora de la comunidad de los apóstoles.

MADRE TRABAJADORA

El trabajo es escenario de diálogo y espacio para sistematizar la educación; son inseparables. En perspectiva mariana observamos que cuando los pastores llegaron no encontraron a la Madre alborotada en sus quehaceres. El texto deja saber que ya todo estaba ordenado, “el Niño acostado en un pesebre”. Se denota en Ella la prudencia de quien madruga y responde. Pero tengamos en cuenta que el “trabajo” de la Madre no queda reducido a los oficios caseros, su trabajo decisivo era y es: “llevarle la humanidad a su Hijo Jesús”. Por eso la observamos sin divisiones entre su ser y quehacer, porque la “llena de gracia” va con la gracia a todo lugar.

Señor: nosotros también queremos ser, como la Madre, artesanos de paz; deseamos ser sus promotores diciendo de corazón sincero a cada hermano o hermana: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.

El Señor se fije en ti y te conceda la paz” (Nm 6,22-27). Te presentamos también a todos nuestros gobernantes y guías para que inviertan en estos tres pilares (diálogo, educación y trabajo) indispensables para las santas transformaciones. Y a nosotros, danos juicio y templanza para vivir estos valores con honestidad.

1. ¿Qué me provoca la imagen de ser “artesano de paz”?
2. ¿Aprendo de la Madre a permanecer en Paz? ¿Qué cosas me enseña?
3. ¿En medio a tanta violencia social: cómo ir sembrando Paz?
4. ¿Estoy dispuesto a testimoniar y a promover el diálogo, la educación, el trabajo?