FALTA VINO
2 min read«Un día de bodas el vino faltó
imposible poderlo comprar;
qué bello milagro hiciste Señor
con el agua de aquel manantial.
Llenaste hasta el borde del vino mejor
las tinajas que pude llenar
yo puse mi esfuerzo, yo puse mi afán
Tú pusiste, Jesús, lo demás».
(Tú pones lo demás. Autor Cesáreo Gabaráin).
Me comentó un compañero en estos días sobre el cansancio que sintió, aún habiendo regresado de las vacaciones ya una semana de los exámenes. Sucede que, a veces, no ha comenzado el día o el lunes y ya estamos cansados.
La vida es así, pasamos por momentos en que nos quedamos sin fuerzas. Nos cansa todo: el trabajo, los estudios, los amigos, la familia, la relación de pareja. Las situaciones que nos agobian, la escasez de recursos, las deudas, los altos precios de productos. Estamos hastiados de la «covidianidad», de vacunas, test y mascarillas. Y llega un momento en que se nos va hasta el entusiasmo por vivir, porque las cosas no salen como queríamos. Porque a veces nos falta el vino.
Justo fue lo que sucedió en una boda en Caná (Juan 2,1-12). Nadie se percató que el número de invitados era superior al vino de la fiesta, hasta que se quedaron sin él. Los numeros no dados. No había bien comenzado la fiesta y ya había problemas. ¿Qué hacer? Tres actitudes importantes. La Virgen María que atenta a lo que sucede intercede ante su hijo. Los siervos que hacen lo que Jesús les dice. Y el maestresala que sabe catar y distinguir el vino bueno.
Ojalá seamos como María para estar atentos y despiertos, sabiendo que nos puede faltar y con confianza ir donde seguro encontraremos respuestas, si hacemos lo que Él nos diga, para, catar y felices, tomarle el gusto a la vida. Amén.
#IItiempoordinario
#caná