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Monseñor Agripino Núñez Collado Hombre de Dios, conciliador entre los hombres y abanderado de la educación superior.

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Hombre de Dios, conciliador entre los hombres y abanderado de la educación superior.

Quien estudió desde el 1963 en la Universidad Católica Madre y Maestra, cuando todavía no era Pontificia, tiene escrito el nombre de Monseñor Agripino Núñez Collado en el álbum de su vida.

Un ministro de Dios que inspiraba respeto dentro y fuera del campus, a lo interno de la iglesia y entre el liderazgo político, económico, social de República Dominicana.

Monseñor Agripino, hombre de baja estatura, pero con una visión que lo llevó a proyectar la educación superior hacia altos estándares internacionales.

Recuerdo como hoy, el primer día que pisé el campus en Santiago, esa sensación de caminar hacia un futuro profesional que olía a éxito, reflejado en la inmensa biblioteca, los edificios de las aulas, las instalaciones deportivas, los laboratorios, el teatro, los árboles inmensos, las áreas de parqueos, el edificio de estudiantes y hasta una capilla. Cada evento, era una oportunidad para escuchar las palabras de Monseñor. Con voz roca y pausada, siempre ofrecía mensajes que hacían eco en los noticieros.

A mi, la necesidad de ayudar a mis padres para pagar mis estudios, me llevo a formar parte de la Tuna Universitaria, aprovechando mis años cantando en el coro del colegio y de la iglesia.

¡Quién me iba a decir que esa acción iba a complementar mi formación humana y me acercaría a conocer a un hombre sensible al arte y la música, a sus perros, a la cultura, defensor de la equidad y la justicia!

Junto al historiador Don Carlos Doval, fue fundador de ésta, que fue la primera Tuna Universitaria en el país e ideólogo de extraordinarias producciones Artistico-culturales. Cuando él tenia invitados o eventos de envergadura, siempre llevaba orgulloso, su tuna y su grupo de baile. Ya fuera en un gran escenario o en el patio de su casa, en el teatro de la universidad, en un campo, en otras provincias y hasta la Universidad de Puerto Rico y de Carolina del Norte fuimos a parar.

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Él quería motivar a la juventud al estudio, que vieran que pueden superarse de manera integral, desarrollar sus talentos en cualquier área que fuera y que todo eso lo podían lograr en la universidad, que no era sólo las materias de la carrera.

Si preguntamos a cualquier profesional que estudió en PUCMM en esas décadas, escucharás que es médico, pero que perteneció al grupo de teatro; otro que es ingeniero perteneció al equipo de ajedrez; otro que es abogado y que era del equipo de natación por mencionar algunos.

Al terminar la universidad, me llamó para que yo creara y dirigiera la Oficina de Estudiantes Internacionales en el Decanato de Estudiantes. No se por qué, pero el tenía el don de convencer a uno para realizar lo que nos pedía, por retador que pareciera.

Núñez Collado reclama Plan Seguridad Ciudadana - CDES

Monseñor se adelantaba a los tiempos. La universidad tenía estudiantes proveniente de muchos países, tan cercanos como Haití y lejanos como La India. El objetivo era acogerlos, facilitarles los procesos y hacerlos sentir en su casa. Recuerdo esas Ferias Internacionales increíblemente bien organizadas junto al cuerpo diplomático, que ofrecían una rica experiencia intercultural a toda la comunidad.

Monseñor pasó a ser un consejero, un referente y mi compadre cuando bautizó a mi hija primogénita, Hilme María.
Transcurrieron los años, después de su salida de la PUCMM como rector, en el 2015, pasó a tener una vida más consultiva, pero siempre un referente de respeto.

Como todo árbol que da frutos, le tiran piedras.

Me faltó preguntarle, ¿cómo lo hacía? ¿Cómo hacía para manejar los ataques, calumnias, críticas en la prensa y aún así seguir adelante aportando, sumando a la iglesia y a la sociedad? ¡Creo que si sé!

Su amor a Dios, su fidelidad a la iglesia, los valores que no dejaba torcer y defendía.

Descanse en Paz, Monseñor Agripino, ¡por sus frutos lo conocerán! Ahora nos toca a nosotros contar lo orgullosos que nos sentimos por haber coexistido con un sacerdote que dejó sus acciones talladas en la historia religiosa, educativa, política y social de la Patria.

¡Que Dios lo acoja en su santo seno!

Libro de Mons. Agripino