LLAMADOS A ILUMINAR
2 min readEVANGELIO DE HOY: 27/1/22 (Mc 4,21-25).
Entre las enseñanzas de Jesús a la gente está el que no se pone el candil (luz) debajo de la cama… Observemos que en el pasaje, Él se está dirigiendo a muchas personas. Las páginas del Nuevo Testamento pregonan que Jesús es la Luz del mundo. Aseguran, al mismo tiempo, que nosotros somos no “la Luz”, sino “luz del mundo”. Quiere decir que en la medida en que estamos unidos a “la Luz” también lo seremos.
Lo que Jesús nos da, lo que recibimos por gracia, sus enseñanzas, su misma persona, no ha de quedarse en lo oculto. No podemos ser mamparas retenedoras de luz, porque en medio de las sombras ella tiene la misión de iluminar. El Evangelio nos invita a ser amigos y colaboradores de la verdad. Quien ama la verdad, sin importar de dónde venga, tiene el deseo y la voluntad de promoverla.
Luz, verdad y transparencia van de la mano. Cuanto más en la luz vivimos menos necesitamos ocultarnos. Meterse debajo de la cama es señal de miedo, y aunque suene duro, también de cobardía. Uno se mete debajo de la cama ante el peligro que le supera, porque le hacen temblar… Poner la luz en lo alto habla de confianza y abandono. El Señor asume responsablemente a la persona que se une a su causa.
Ante la Luz ¿qué postura tomo? Jesús nos dice que la medida que usemos la usarán con nosotros mismos. ¿Soy gente que levanta “lámparas” o que intenta ocultarlas? En esta secuencia reflexiva, a quien ilumine, según lo que reciba, se le dará más luz; pero a quien la estanque, se le dejará sin nada. La gracia no se desperdicia.
Señor: sabes lo difícil que es este mundo en oscuridad. Sin tu luz falta el horizonte, el discernimiento, el camino. Te pedimos que nos asistas con la claridad de tu gracia, la virtud de tu transparencia. Deseamos ser hombres y mujeres que, unidos a tu luz, se tornen luz. Danos humildad para no perder el sentido y el fundamento de alumbrar en medio de las sombras. En la oración personal y comunitaria queremos alcanzar una luz consistente, afirmada con la fuerza sacramental. Líbranos de debilitarnos ante el viento amenazante. No queremos espacio debajo de la cama, sino un lugar estratégico, donde otros y otras puedan encontrar el puerto seguro.
- ¿Dónde está mi lámpara?
- ¿Dónde pongo la lámpara de los demás?
- ¿Cómo está la consistencia de mi luz en medio de la oscuridad?