Mié. Sep 18th, 2024

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REINO DE DIOS: OBRA DIVINA Y TAREA HUMANA

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EVANGELIO DE HOY: 28/1/22 (Mc 4,26-34).

Hoy se nos presentan dos parábolas sobre el Reino. Se observa que para la construcción del mismo participa la acción divina y la tarea humana. Por eso dice que se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. La semilla germina mientras él duerme, sin que sepa cómo. Esta distribución de tareas es sapiencial. Puede apreciarse en la parábola una dinámica de procesos: la tierra va produciendo… tallos, espigas, granos… hay que esperar el tiempo para la siega. Las cosas de Dios son así. Sin prisa. Yendo sin prisa uno se equivoca poco. No se puede hacer florecer la siembra según la ansiedad o necesidad del sembrador. Este proceso es lo que lleva a madurar y tomar consistencia. Interesante esa actitud de saber sembrar y saber esperar.

Al mismo tiempo, se compara el Reino como un granito de mostaza; se realza aquí la pequeñez del mismo en el inicio. En la riqueza de la pequeñez comienza la perfección. La persona sabia se va haciendo en aquello pequeño que custodia, maneja, cultiva. Ahí se conoce y se aprenden todos los detalles, esos sencillos detalles que forman al maestro. Vivir a plenitud en lo pequeño no significa estancarse, sino situarse en su momento, curtiendo la experiencia. Siendo lo que se es. Dios, en su misericordia infinita, contemplando la fidelidad, hace que lo pequeño vaya desarrollándose, y esto hará la que grandeza alcanzada no provoque vanidad. Dios va preparando internamente para que la grandeza no desenfoque de su sentido y su función. Observe que ese granito de mostaza que crece más que todas las hortalizas dispone sus ramas para que los pájaros se cobijen y se aniden en ellas. Podemos considerar, entonces, que hay crecimientos huecos y vacíos, aquellos que en apariencia son voluminosos, pero no brindan nido, ni sombra ni calor…

Señor: aquí estamos nuevamente. Queremos ser colaboradores de tu Reino. Danos esa santa paciencia para disfrutar cada proceso de la vida. Abre nuestros ojos para agradecer lo pequeño, para ir teniendo detalles de amor con todos quienes nos rodean. Señor ve preparándonos en humildad y sencillez para que no se nos llenen los ojos con grandezas que nos superen. Enséñanos a crecer despacio porque la belleza está en el camino. Ve madurando nuestro interior, nuestras actitudes. Somos tu tierra Señor, la tierra para tu siembra.

  1. ¿Cómo está mi paciencia para dejar que Dios haga su tarea?
  2. ¿Cómo sé dónde termina mi trabajo y dónde comienza el trabajo de Dios?
  3. ¿Quiénes se están anidando en las ramas de mi árbol?