SOSTENIDOS POR SU AUTORIDAD
3 min readEVANGELIO DE HOY: 3/2/22 (Mc 6,7-13).
Hoy meditamos sobre el envío de Jesús a sus discípulos, de dos en dos. En esos Doce estamos todos nosotros bautizados. Recordemos que el episodio acontece luego de que estos discípulos han tenido experiencia e intimidad con el Maestro; han alcanzado criterios, maneras, visión de lo que deben ser y hacer.
En su santo discernimiento el Señor ha considerado el momento oportuno del envío. Supo identificar la etapa en la que ya podían soportarse mutuamente para expandir la misión. Con todo, hasta ese momento, le sigue instruyendo como una madre convencida de que a los hijos siempre les falta un poco más.
Las recomendaciones del Señor a sus enviados giran en torno al desprendimiento de todas las cosas materiales y temporales: pan, alforja, dinero, túnicas… con esto quiere decir que no sea llenada la mochila de los “por si acaso”.
Esos “por si acaso” distraen, perturban, desenfocan. Un detalle que Marcos agrega es la sugerencia de que sí lleven “bastón” y “sandalias”… negadas en otros pasajes evangélicos. La cuestión queda abierta a discusiones, lo cierto es que “bastón” y “sandalias” enfatizan el sentido de “camino”, “itinerancia”, “avance” con la fuerza y la autoridad que les fueron confiadas.
Despojados de todo y llenos de Cristo… los discípulos alcanzan una firmeza indescriptible, un discernimiento santo, unos criterios finísimos para saber entrar, quedarse, marcharse, sacudirse el polvo de los pies y volver a comenzar.
El foco de la misión es la “conversión” de los corazones. Esto es una cosa delicada. Con la fuerza humana imposible lograrlo. La misión apostólica busca recuperar los hijos y las hijas de Dios, rescatarlos, liberarlos, sanarlos, ungirlos, revitalizarlos. Esto ha de ser el único enfoque.
Para nosotros hoy participar de esta misión se hace muy necesario, además del bautismo, una vida de oración, formación, acompañamiento espiritual, y comunión eclesial. Estos elementos fueron vividos por los discípulos, aunque con otras palabras.
El pasaje nos enseña con mucha seriedad lo que es austeridad y sencillez de vida, y el fin que se persigue con esto: llevar libremente la salvación, que es Cristo, a toda la humanidad que no le conoce.
Señor: aquí nos disponemos humildemente con toda nuestra pobreza; con un corazón agradecido por el hecho de haberte fijado en nosotros e integrarnos a la misión por tu Reino. Queremos vivir en ti, quemarnos con tu fuego, transformarnos para caminar encendidos de tu gracia, y con tal autoridad llevar tu mensaje a tantas personas necesitadas de conversión.
Déjanos contemplar tu riqueza infinita para que, en adelante, nada ni nadie nos distraiga del único tesoro que ha de ser custodiado y ofrecido en nuestras vidas.
- ¿Me siento enviado por el Señor?
- ¿Quiénes son mis compañeros de camino?
- ¿Cuáles cosas me podrían distraer en la tarea de llevar a Cristo, y el mensaje de conversión?