Mié. Sep 18th, 2024

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POR TU PALABRA ECHARÉ LAS REDES

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EVANGELIO DE HOY: 6/2/22 (Lc 5,1-11).

El evangelio enfatiza, como el conjunto de las lecturas, en la Palabra de Dios y su predicación. Desde el comienzo se dice que la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oírlo. En este contexto se desarrolla la escena entre la frustración de los discípulos, sin pesca, y la esperanza que Jesús les infunde para conseguirla. Si al final del texto, el Señor le dice a Pedro: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”, vamos a meditar todo el pasaje a partir de esta realidad:

ESTABAN LAVANDO LAS REDES

Los discípulos habían estado bregando por pesca toda la noche sin resultados. Lavar las redes trae la imagen de quien ya concluye su jornada, se está vencido y convencido de que fue trabajo perdido. Puede interpretarse que la predicación ha fracasado. La gente no fue interpelada. No conocieron a Cristo ni tuvieron experiencia de Él. Pero aquí la responsabilidad no cae sobre la gente, sino en los mismos predicadores; quizás evoca los momentos en que no se predica la Palabra en sí, sino las palabras de los mismos predicadores, aún dispersas, periféricas, tibias, desenfocadas…

REMA MAR ADENTRO

Jesús les advierte que están en la orilla. Los asuntos de la Palabra son de hondura y profundidad. En las orillas hay muchas distracciones. La gente no se interpela ni se convierte con párrafos aprendidos que se comunican, ni con ideas sueltas transmitidas, tampoco con elegancia lingüística. Remar mar adentro significa curcutear los corazones con la fuerza y la autoridad de esa Palabra, como espada afilada.

POR TU PALABRA ECHARÉ LAS REDES

Ahora sí, la pesca se inicia, no por la fuerza del predicador, sino por la gracia de quien envía, de quien sostiene, de quien dirige. Es en el Nombre del Señor, y no en nombre propio. Apropiarse de la misión es el mejor indicio del fracaso apostólico. Reconocer que sin el Señor no hay nada, que Él es el autor de la pesca, y que a nosotros sólo nos queda seguir su voz, y nada más, trae como resultados frutos maravillosos.

LAS REDES REVENTADAS

Fue necesaria la primera frustración para que no se creyeran los discípulos que por ellos mismos pudieron obtener tales resultados. Aquí tenemos una lección de humildad. Impresiona como el Señor permite que uno conozca su propia miseria, su propio límite, para luego saber situarse ante la magnitud de su obra. Sean benditas todas las derrotas y desilusiones que nos permiten ocupar nuestros puestos y situarnos con los pies en la tierra en la verdad de los que somos.

APÁRTATE DE MI QUE SOY PECADOR

Esta es la sabia conclusión de quien llega a conocerse y de quien reconoce a Jesús como Señor. Pedro se abaja, y es el Maestro quien le devuelve la dignidad, porque lo quiere sin temor, pero bien situado en su papel.

Señor: de la misma manera en que purificaste los labios de tus profetas para que predicaran tu Palabra, nos disponemos delante de ti con humildad. Envía tus ángeles para que nos purguen con tenaza caliente y transformen nuestro interior. Como los ángeles queremos contemplarte y cantarte sin cesar. Que la Palabra que comuniquemos venga con la fuerza de tu experiencia. Nos identificamos con la conciencia paulina, deseamos que tu gracia no sea estéril en nosotros. No mires nuestra debilidad, sino lo que puedes hacer de nosotros según tu Nombre.

  1. ¿Cómo estoy hablando con Dios y hablando de Dios?
  2. ¿Estoy en las orillas espirituales o ya he empezado a remar mar adentro?
  3. ¿Para qué me han servido mis frustraciones pastorales?