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MENSAJES DE DOS HIJAS A SU PADRE

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CERTIFICO Y DOY FE No. 833

INTRODUCCIÓN

En mi columna diaria UN MOMENTO escribí un artículo sobre el Dr. Luis Enrique Cantisano, el día 3 de febrero 2022, titulado: “VOCACIÓN DE MÉDICO” y un tuit que dice: “Ha partido a la casa del Padre otro ícono de Santiago, mi amigo el Dr. Luis Enrique Cantisano. A los ojos de los hombres parecía que moría, pero vive eternamente, en su obra de buen médico del cuerpo y en su alma de buen cristiano. Descansa en paz en la eternidad en la que nos volveremos a ver, amigo entrañable”.

Pero me parece interesante recoger también ahora los mensajes de sus hijas, pronunciados en la Misa del novenario, que presidí junto a los sacerdotes Diego López y Carlos Santana, el lunes 31 de enero, en la parroquia de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

  1. PATRICIA CANTISANO

“Amado papi,

Qué bonito ha sido ser tu hija, Dios nos bendijo desde el vientre de mami por haberlos elegido como nuestros padres.

Hoy veo nuestras fotos y las que abundan son de esas donde nos das abrazos apretados desde pequeñas, de esos que llenan el alma, serán por siempre nuestras fotos favoritas.

A lo largo de nuestras vidas nos enseñaste el valor de la responsabilidad, la entrega en lo que fuera que hiciéramos y el sacrificio que todo logro conlleva.

Dentro de la infinidad de valores que nos enseñaste, recordaremos siempre una frase que te había enseñado tu padre que decía así: “claridad en la casa, oscuridad en la calle” con lo cual nos enseñaste a ser organizadas económicamente, tal como lo fuiste tú, enseñándonos que siempre es mejor tener ahorros, una vida organizada, una casa donde no nos falte nada y no malgastar el dinero en apariencias, y así lo hiciste tú papi, antes de partir a la vida eterna dejaste todo organizado, los gastos de tu enfermedad, de tu internamiento y los de la casa,  mientras estuviste ingresado nuestra única preocupación fue que sanaras pronto, encomendamos nuestros días a orar por tu recuperación e irte a consentir a UCI (aún conservo en mi cartera el chapstick que diariamente te ponía, tu crema hidratante y de afeitar, y los audífonos por medio de los cuales te ponía los mensajes de voz de tu amada nieta que te llenaban el alma, donde ella te recordaba que te ama con todo su corazón, que eres nuestro todo y te pedía volver pronto a casa), te consentimos hasta el último día con la esperanza de que estuvieras en el mejor estado para cuando despertaras, pero Dios tenía otros planes y necesitaba de un alma tan buena como la tuya allá en el cielo.

Fueron tantos valores papi que nos enseñaste, admiramos de ti siempre el trabajador incansable que fuiste, tu entrega incondicional a la familia, a los amigos sinceros y a tus pacientes, a hacer el bien por encima de todas las cosas dejando que las injusticias cayeran solas por su propio peso, haciendo así de este mundo un mundo mejor.

Cuanto amor diste papi, no obstante tus complicaciones de salud de los últimos meses, te despertabas a servir a la humanidad, como bien me decían varios de tus pacientes, cito: “tu padre está en el cielo, fue un gran hombre, un gran ser humano, atendía a los que podían pagarle como a los que nunca podían pagarle, y él con el mismo amor les atendía, les ayudaba, les sanaba”… Tu obra en esta vida terrenal fue inmensa, obraste según las enseñanzas de nuestro Dios.

Como esposo, amaste a mami por encima de todas las cosas, tu fiel compañera, a quien pediste en tus últimos días de vida que no la quitaran de tu lado, con solo sentirla tu corazón sentía refugio y te sentías a salvo, a quien protegías y por quien velabas hasta para cuando llegara este momento en que Dios te llamara a partir a la vida eterna.

Dios fue tan bueno que juntos pudieron superar muchos obstáculos y conservar un matrimonio donde el amor del uno por el otro permaneció intacto por 39 años, donde lograron alcanzar cada una de las metas que se propusieron, concibieron juntos tres hijas a las que nos amaron y formaron con integridad, brindándonos los mejores estudios sin escatimar esfuerzos, y una nieta, cuya especial nobleza te hacia brillar los ojos, para la cual fueron también como padres, y por quien lo diste todo con tal de verla feliz.

Como padre y abuelo fuiste el mejor, nos regalaste las mejores experiencias de vida, contigo los obstáculos no parecían tan difíciles, las fiestas eran más divertidas, los viajes más bonitos y las conversaciones más enriquecedoras, con Jimena aprendiste a ser el mejor abuelo, conmigo en varias madrugadas te trasnochaste para ayudarme a cuidarla, llegabas de trabajar y te sentabas en el piso a jugar con ella sin descanso, salías a donde fuera y a la hora que fuera con tal de conseguirle el juguete que te pedía, nunca olvidaremos como en nuestro último viaje a Italia, como se trataba de nuestro último día allí, amaneciste y esperaste que abrieran una juguetería para comprarle a Jimena un juguete que tanto quería y había visto la noche antes en la vitrina de esa tienda, en tu rol de abuelo te entregaste por completo, si Jimena se enfermaba eras el primero en llegar con las medicinas para sanarla o llamar a algunos de tus amigos médicos para que la chequearan…

Tu partida es una pérdida irreparable para nuestra familia, nuestros amigos y esta sociedad a la que tanto amor y servicio entregaste, tus enseñanzas en la medicina como docente en PUCMM durante 29 años, los millones de vidas que sanaste y salvaste durante 41 años ejerciendo tu profesión, con tanta entrega incondicional y las grandes enseñanzas que con tu ejemplo nos dejas merecen que nunca te olvidemos y con amor vivamos en cada una de nuestras acciones tu gran legado.  

Te confieso que me ha costado mucho aceptar tu partida tan repentina y a destiempo, pues obraste con demasiado bien en tu paso terrenal, pero hemos tenido de aceptar la voluntad de Dios, que requería allá en el cielo un alma tan buena como la tuya, y estoy segura que desde lo alto seguirás obrando para bien, cuidando de tanta gente a quien amaste y que aquí en tierra te ama y quiere por igual.

En tu nombre y en el de nuestra familia, quiero dar las gracias al equipo médico que con tanto amor te trató, eran todos tus amigos, amigos que son familia y con mucho amor pusieron su mejor empeño en ti, a todas las personas que también con tanto amor nos han ayudado desde el día uno y aún sigue acompañándonos, mostrándonos tanto apoyo y cariño sincero, gracias de todo corazón.

Tu partida física es un dolor muy profundo, el dolor más grande que ha sentido mi corazón, del que nunca me repondré, pero sé que estás en un lugar mejor, lleno de luz, plenitud, amor y felicidad al lado de Dios y la Virgen.

En cada brisa te sentiré, en cada rayo de sol te veré, y cada vez que mire al cielo contigo conversaré, esto no es un adiós papi lindo, esto es un hasta luego, como te dije cuando te di el último beso, los besos y abrazos que esta pandemia nos quitó, te los daré en el cielo, descansa en paz bonito mío, disfruta a plenitud de la vida eterna.

Te ama con toda su alma, corazón y ser,

Tu hija,

Pachi”.

  • LUISA CANTISANO

“Amado papi:

Trataré de ser lo más breve posible. Primero, porque ya tú y yo hemos hablado bastante directamente, y segundo, la verdad, porque no sé hasta dónde aguante diciendo esto en voz alta.

A lo largo de estas últimas semanas, sentí el dolor más grande que jamás había experimentados en mis 29 años de vida. He pasado por tristeza, ira, desesperación, respiros cuando nos decían que te estabas estabilizando y falta de aire cuando nos decían lo contrario.

Tu partida al lado de Dios era algo para lo que no estábamos preparados; por lo menos no por ahora y mucho menos tan rápido. Aún sé que no he asimilado del todo que ya de verdad no estarás junto a mi físicamente y sé que lo más duro empieza a partir de ahora y que queda mucho, pero mucho, por hacer y por llorar.

Ahora nos toca ir acostumbrándonos a no ver tu cara ni oír tu voz todos los días dentro de nuestras rutinas típicas. Ahora toca aprender a aceptar que no podremos construir nuevos momentos junto a ti. Ahora toca aceptar que tendremos que vivir con tu recuerdo y los lindos momentos que vivimos juntos. Ahora toca reconocer que te llevaremos en el corazón, pero no de la mano.

Aunque tuve la dicha de que estuvieras junto a mí en cada momento importante de mi vida hasta ahora, que me vieras graduándome, ejercer mis profesiones, ser tu hija doctora, y ver cómo tus ojos se iluminaban y te llenabas de orgullo cada vez que lo decías… Papi… nos faltaron muchas cosas más por hacer. Nuestro viaje de junio a Madrid nos quedó pendiente, así como muchas otras cosas a nivel personal que a ti, solo a ti, te tocaba hacer y ver conmigo.

Junto a mami, te ganaste el derecho de ser por mucho los amores de mi vida. Así como ella es irremplazable para mí, tú también lo fuiste, lo eres y lo serás. Tu lugar, nadie, absolutamente nadie, lo podrá ocupar. Aunque ahora mismo siento un vacío profundo en el alma y en el corazón, sé que poco a poco se va a ir llenando con tus recuerdos y los momentos especiales que tuvimos.

Dejaste un legado tan grande en nuestra familia y en nuestra sociedad, te llevo con tanto orgullo en mi ser, que no tu nombre y tu esencia nunca se olvidarán. Te entregaste a nosotras, a República Dominicana, a la Iglesia, a tus pacientes, a la Clínica Corominas, al Hospital de Niños Arturo Grullón y a todas las organizaciones e instituciones en las que participaste, con un esmero y una lealtad prácticamente inigualable. Ahora lo que nos queda es honrarte, respetarte y tratar de continuar con tu legado y tu ejemplo, aunque sea mínimamente, porque, como dije antes, eres insustituible.

Te amo, mi Dr. Favorito y mi Jalisco eterno. Te amé, te amo y te amaré desde siempre y para siempre”.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que lo dicho aquí es textual.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los dos (2) días del mes de febrero del año del Señor dos mil veintidós (2022).