Mié. Sep 18th, 2024

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CUSTODIAR EL CORAZÓN: CONSERVAR EN ÉL LAS COSAS DE DIOS.

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EVANGELIO DE HOY: 9/2/22 (Mc 7,14-23).

El evangelio de hoy continúa la tensión entre sectores judíos aferrados a ritos externos de purificación y las nuevas enseñanzas de Jesús, que priorizan la vida interior, de donde manan todas las tendencias humanas. Por eso afirma: “Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre”.

Con palabras claras y sencillas Jesús deja saber sobre la importancia de custodiar el corazón y no distraerse con aquello que no supone amenaza para el espíritu. Llama la atención, en este aspecto, como tantos santos y santas en la historia de la Iglesia pudieron escribir hasta tratados sobre las cosas que vivían internamente en su relación con Dios, custodiando su corazón.

Pensemos en Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Santa Catalina, San Ignacio… y otros tantos que vigilando el alma pudieron advertir los movimientos y las tareas que el Espíritu hacía en ellos y, a su vez, describir y prevenir las acechanzas del enemigo para persuadir tal relación con Dios.

Los santos son un vivo ejemplo para vivir aquí y ahora sin malicia. El objetivo está en cultivar una permanente comunión y unión con el Señor. ¿Es posible vivir sin malicia? Sí, si se cultiva una seria vida de oración, sacramental, y conversión permanente. Esta actitud de vida permite observar lo que se va formando dentro, ponerle nombre y, si no es agradable a Dios, sacarlo de raíz.

Ningún cristiano está inmune a que lo invadan pequeños monstros interiores, de las más variadas formas. Pero sí tiene la gracia y la libertad para obedecer la voz que desea lo dirija. La persona que diariamente saque un espacio para meditar y considerar qué le sale desde dentro y se proyecta hacia fuera, alcanzando a los demás, tiene en sus manos una sabia herramienta para vivir en gracia.

Algunas preguntas que ayudan en este sentido: ¿por qué dije esto?, ¿qué ando buscando en el fondo?, ¿qué tan cierta es la manera en cómo estoy contando las cosas?. Son cuestiones sencillas que nos ayudan a identificar lo que sale de nuestro interior, a examinar todo y, lo más decisivo, percatarnos de que lo que salga de dentro no dañe a quienes alcance por fuera.

Señor: purifica con el fuego de tu Espíritu nuestro interior. Quema toda malicia, por pequeña que parezca para que no crezca. Es grato vivir en gracia, danos, pensamientos sanos, corazón humilde. Con razón dice el salmista: “la boca del justo expone sabiduría, su lengua explica el derecho; porque lleva en el corazón la ley de su Dios, y sus pasos no vacilan”.

  1. ¿Puedo decir que soy una persona sin malicia?
  2. ¿Qué abunda en mi corazón actualmente?
  3. ¿Qué guardo en el interior? ¿Qué sale de mí para los demás?