Vie. Mar 29th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

¡AY, QUÉ  PENA ! 

2 min read

Recuerdo cuando en la escuela me enseñaron acerca de «las interjecciones gramaticales», o palabras y expresiones que, pronunciadas en tono exclamativo, expresan por sí sola un estado de ánimo o captan la atención de quien escucha. Una de esas palabras, por ejemplo, es ¡Ay! 

Muchos lo decimos, unido a un profundo suspiro o a un quejido, sea que expresemos dolor y pena, sea que manifestemos miedo o temor.

Jesús los pronuncia (Lucas 6, 17. 20-26) en el valle al bajar de la montaña y lanzar el programa de vida para quién quiere seguirle. Se lamenta o le dan pena los ricos, aquellos que están saciados en la explotación de los demas. De aquellos que hacen consistir su bienestar en los bienes que poseen. Su consuelo son las cosas materiales, pero no son capaces de alcanzar plenitud de vida. Son superficiales. Su alegría es momentánea, pero no llevan el gozo permanente del Espíritu de Dios. 

Se lamenta de aquellos que se gratifican en la lisonja, de aquello que en buen dominicano llamamos «limpia saquísmo». De aquellos que les gusta que le den «coba»: Que los demás les adulen. ¡Ay de ustedes!, dice Jesús. «Eso es lo que hacían sus padres con los falsos profetas» (Lucas 6,26).

En estos días pasados la prensa internacional se han hecho eco de un «fake news»  contra el papa emérito Benedicto XVI. Y pongo este ejemplo y les invito a pensar en tantas calumnias que recibió el mismo Jesús. No debe extrañar que sean igualmente calumniados, quienes quieren vivir a la manera de Jesús. Quienes quieren vivir las bienaventuranzas.

La pregunta que debemos hacer, es si queremos escuchar un ¡ay!, de lamentación o una palabra de bienaventuranza y consuelo de parte de Dios. Amén.