“ANTE LAS PREOCUPASIONES: TUS CONSUELOS SON DELICIAS”.
3 min readEVANGELIO DE HOY: 15/2/22 (Mc 8,14-21).
El pasaje de este día recuerda cuando los discípulos embarcaron con Jesús habiéndose olvidado de llevar pan. Había sólo uno. Todo indica que el despiste causó inquietud entre éstos al cabo de que Jesús se enterase por sí mismo. La preocupación por el pan les estaba robando centralidad para estar con el Maestro. Jesús echa mano de una imagen apropiada para advertirles:
“Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Heredes”. Uno se pregunta, qué tiene que ver una cosa con la otra; los discípulos preocupados por el pan y Jesús hablando de la levadura de esas personalidades… Buscando respuesta pudiera considerarse: mientras los discípulos están inquietos por el pan material, externo, el Señor les introduce en asunto del interior, allí donde hay que vigilar, donde se hace necesario custodiar para que nada malo transforme lo bueno que ha sido depositado.
Recordemos que la levadura hace un trabajo oculto dentro de la haría; donde es colocada silenciosamente modifica todo. En el caso citado es la levadura que hace crecer en vacío, inflar en vanagloria y apariencia, transforma para el mal. Si la convivencia y el encuentro con el Señor no queman profundamente, si uno está pero desenfocado, disperso, a medias, entonces tomamos el riesgo de ser cristianos con falsa levadura.
Los discípulos dan vueltas a su mismo asunto, pero Jesús les cuestiona para que en sus mentes y en sus corazones se conserve la memoria, no del pan olvidado, sino de lo que han vivido estando con Él, de aquello que han sido testigo. El Señor les exige centralidad en la nueva experiencia que se tiene con Él en la misma barca, con un solo pan. Es Él ese pan que se da, que está presente, no se ha quedado.
El pasaje nos muestra los boches de Jesús a sus discípulos en forma de pregustas: fuertes, exigentes, interpelantes… Mientras que ellos guardan silencio, de vez en cuando responden como tímidos “niños”, pero “niños” satisfechos al constatar que, quien confía en el Señor nunca queda defraudado:
- ¿Por qué comentan que no tienen pan?
- ¿No acaban de entender?
- ¿Tan torpes son?
- ¿Para qué les sirven los ojos si no ven, y los oídos si no oyen?
- ¿Cuántos cestos de sobras recogieron cuando repartí cinco panes entre cinco mil?
- ¿Se recuerdan?
- ¿Y cuántas canastas de sobras recogieron cuando repartí siete entre cuatro mil?
- ¿No acaban de entender?
Señor: con el salmista recitamos hoy “Dichoso el hombre y la mujer a quien tú educas, al que enseñas tu ley… Cuando parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene; cuando se multiplican mis preocupaciones, tus consuelos son mi delicia”.
- ¿Cuáles son las preocupaciones que me distraen para una oración de calidad?
- ¿Qué tipo de levadura me está transformando?
- ¿Estoy dejándome educar por las enseñanzas de Jesús?