¿QUIÉN ES JESÚS PARA MÍ?: ¿QUIÉN SOY YO PARA JESÚS?
3 min readEVANGELIO DE HOY: 17/2/22 (Mc 8,27-33).
El pasaje de hoy nos habla de dos preguntas sobre la identidad de Jesús, realizadas por Él a sus discípulos mientras iban de camino. Consideremos el asunto que tratan mientras andan por los senderos de la misión. Es un detalle importante, las cosas que se abordan, los temas que se entablan, las inquietudes que se plantean. ¡No se pierde el tiempo cuando se anda con Jesús!
La primera cuestión: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Es una pregunta sabia, oportuna, parte primero sobre la identidad de Jesús según el personal externo, los de fuera, los que no han convivido en intimidad con Él. De esta gente vienen respuestas espontáneas, como quien intenta adivinar, están dispersas, se aproximan a la verdad, pero no la alcanzan: “Unos dicen que eres Juan, otro Elías, otros, uno de los profetas…”.
La segunda pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” Esta cuestión es la decisiva, a donde se quería llegar. Es la pregunta que nos pone a nosotros ante el silencio profundo, interpelante. Es como la pregunta del examen que no puede responderse con “trampas”, a escondidas, porque es Él mismo quien la hace. Él sabe quién es. Es Él quien mira a los ojos. Él es quien descubre la verdad y la hondura de la respuesta. Es en la respuesta donde el Maestro se percata si los discípulos han aprovechado el tiempo para estar con Él y conocerle.
Pedro ha dicho sin titubeos y con firmeza: “Tú eres el Mesías”. Los demás discípulos, con su silencio, también lo confirman. Hasta el momento, los discípulos han aceptado la verdad del Hombre que anda con ellos por los caminos del Reino… Pero aún no han digerido el perfil de ese Mesías. A la altura de la revelación alcanzada, entonces, el Maestro prosigue una nueva etapa en la enseñanza, diciéndoles: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho…”.
El haber tenido experiencia con el Señor, el estar en intimidad con Él, no garantiza verse libre de tentaciones. De ahí el contraste que se observa en el pasaje: luego de haber recibido la luz del cielo al profesar a Jesús como Mesías, Pedro recibe los rayos del diablo cuando quiso corregir a Jesús para que no asumiese la cruz que le tocara llevar. Jesús, en su santo discernimiento, supo distinguir, en la misma persona, lo que venía del bien y lo que venía del mal; denunció el mal frente a frente de su portador.
Señor: con la misma confianza en que hoy nos preguntas quién eres para nosotros, también queremos preguntarte quiénes somos nosotros para ti. Cada uno espera respuesta. Ven, Señor, a la intimidad que nos une. ¿Sabes que las opiniones de la gente sobre nosotros también nos han dejado ciertas confusiones? Ven, Señor, aclaremos las dudas, las interrogantes… no queremos partir de este mundo sin saber quiénes somos. Hoy, Señor, mientras vayamos por los caminos, conversemos sobre estas santas verdades que tanto bien harán a nuestro espíritu.
1. ¿Quién soy para el Señor?
2. ¿Quién es el Señor para mi?
3. ¿Quiénes somos nosotros en comunión eclesial?