Lo que rebosa del corazón, lo habla la boca
3 min readEste domingo celebramos, además del VIII domingo del tiempo ordinario, la fecha de nuestra Independencia. Una independencia realizada por jóvenes idealistas que decidieron que nuestra Nación debería ser independiente, y lucharon fieles a los ideales en que creían, por no depender de nada ni de nadie. ¡Y eso es grande! Ojalá nuestros jóvenes estuvieran hoy pensando en ser mejores y mejorar su país, en lugar de estar pensando en carnavales y fiestas.
El evangelio está tomado de San Lucas en el cap.6 del 39-45, cuando Jesús les hacía esta gran pregunta a sus discípulos: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que de fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca”.
“El punto de referencia de la liturgia de hoy parece ser la generosidad. Generosidad del cristiano para con todos los hombres, incluso hasta llegar a amar a los “enemigos”, imitando de ese modo la misericordia del Padre celestial. Finalmente, generosidad de Jesucristo que, siendo espíritu vivificante por su resurrección, nos hace a todos partícipes de su condición espiritual y celeste.”
(Tomado de Rayo de Luz)
En la Biblia la lógica equivalencia aparece bajo dos fórmulas diversas. La primera se sitúa en el orden de la justicia frente al mal recibido. Es la ley del talión: “Ojo por ojo y diente por diente”. Cuando fue formulada por primera vez significó un paso hacia adelante desde la venganza, que pedía devolver el doble, a la justicia que pedía equidad en devolver el mal recibido. Tal formulación no es cristiana, pues Jesús nos enseña: “No devuelvan mal por mal”.
Y eso hicieron nuestros libertadores. Siempre nos devolvieron la libertad a pesar de todo el daño que les hicieron sus enemigos. Y eso es lo difícil de ser cristianos. Amar a nuestros enemigos, a pesar del mal que nos hagan. Yo lo puedo decir por propias experiencias vividas a lo largo de mi vida. Y sin embargo, he aprendido a perdonar a todos sin ningún reparo. Gracias, Dios mío, por ser tan misericordioso conmigo y con mi familia. Amén.