“DA LO QUE TIENES: PARA QUE MEREZCAS RECIBIR LO QUE TE FALTA”. (San Agustín).
3 min readEVANGELIO DE HOY: 01/3/22 (Mc 10,28-31).
El pasaje comienza con un comentario de Pedro, quien le dice al Señor: “Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Un hombre sencillo, de pocas pertenencias, puede afirmar lo dicho, porque su “todo”, aunque poco, sintetizaba su “sentir” y su “poseer”. Dejar que Jesús sea grande en Él supuso abrir espacio, ordenar las cosas, separar, distinguir, priorizar. Nos dice a nosotros que mientras no lo hayamos dejado todo, no hemos dejado nada.
Cuando se deja todo quedamos en santa pobreza. Aquella pobreza, aquel desnudo, aquel vacío que espera ser enriquecido, vestido, llenado por la persona de Jesús y su evangelio. Él pasa a ser todo lo que ocupa y preocupa, obteniendo así la primacía en nuestras vidas.
Las trampas del seguimiento se dejan sentir cuando nos vemos atraídos por Jesús y su proyecto, pero al mismo tiempo, nos distraen y hacen ruidos otras cosas que nos rodean. “Hemos dejado todo”, pero “todo nuevamente nos persigue y nos acecha”. Viene consigo la imagen del imán que va atrayendo diversos metales que, poco a poco, le van cubriendo. Quizás nos vemos necesitados de decir: ¡lo vamos dejando todo cotidianamente para seguirte! Porque se trata de una decisión que se renueva y se confirma cada día.
El planteamiento de Jesús a Pedro: “Les aseguro que quien deje… recibirá cien veces más…, con persecuciones, y en la vida futura, vida eterna”, nos alienta a despreocuparse por las renuncias realizadas. No se trata de olvidar a la familia, de dejarla de lado, sino de ganar tantas más, porque desde la comunión de los santos y las santas los lazos afectivos se amplían y, “a quien Dios tiene nada le falta”. Pero también se advierte de que la opción por Jesús implica martirio cotidiano, y un paso de fe; no todo en el presente podrá consolidarse y ser testimoniado.
“Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros”… porque no todos los que primeramente “han hecho la renuncia por Jesús”, lo han hecho de corazón sincero; no se han desapropiado de todo lo que no sea Él y por Él. Entonces esta gente la dejarán de último en la fila del Reino. Sin embargo, aunque algunos hayan tenido un encuentro con Jesús tardío, pero le han correspondido con honestidad espiritual, entonces lo sacarán del final, y lo pondrán delante de la fila para entrar con los santos en la fiesta del cielo.
Señor, hacemos oración con este pensamiento de san Juan de la Cruz: “Mi alma se ha empleado, y todo mi caudal, en su servicio; ya no guardo ganado, ni ya tengo otro oficio, que ya sólo en amar es mi ejercicio”.
1. ¿Cómo vivo la honestidad espiritual en el seguimiento de Jesús?
2. ¿Cuáles cosas se me han ido pegando luego de la renuncia cristiana?
3. ¿Cómo renovar el desprendimiento cada día para ser más fiel a Jesús?