CUARESMA: CAMINO PARA RENOVAR LA ALIANZA DEL AMOR
2 min readEVANGELIO DE HOY: 04/3/22 (Mt 9,14-15).
Los discípulos de Juan preguntaron a Jesús por qué ellos y los fariseos ayunaban, mientras que sus discípulos no lo hacían. La respuesta: – “¿Pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán”, nos permite considerar: el ambiente de luto está vinculado al “ayuno”, “ausencia del novio”, “que fue llevado”, mientras que “boda/banquete” está relacionado con su “presencia”, con la fiesta.
La cultura del antiguo Israel ayunaba por la llegada del Mesías. Una vez presente quedaba el gozo de estar con Él. Notemos que en la Sagrada Escritura, para hablar de la profunda relación entre Dios y el ser humano, se utiliza un lenguaje esponsal, como lo hicieron tantos santos y santas. La mejor expresión de esto se localiza en el libro del Cantar de los Cantares: “Mi amado es para mí y yo soy para mi amado” (Ct 2,16), “Voy a seducirla, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Os 2,14). En este sentido, cuando se experimenta el fuego de la presencia que emana de este amor, no tiene sentido el ayuno.
La Cuaresma nos recuerda que Cristo, por maldad, nos fue arrebatado. El sentido del ayuno, que es abstenerse de algo para abrirse a la fuerza del cielo, nos ayuda a realizar un camino consciente hacia esa nueva unión con el Señor, hacia su segunda venida, en su sentido pascual. Los ejercicios espirituales y las vivencias de solidaridad en la cuaresma son una muestra de amor y de preparación para recibir al Señor que llega para renovar la alianza.
Este esfuerzo por agradar al Señor, desde un corazón humilde, sencillo, arrepentido, es la mejor actitud para atravesar estos providenciales días. Cada uno de nosotros sabrá qué tan en serio tomamos este proceso.
Oramos con este poema de Santa Teresa de Jesús:
YA TODA ME ENTREGUÉ
Ya toda me entregué y dí,
y de tal suerte he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó herida,
en los brazos del amor
mi alma quedó rendida;
y, cobrando nueva vida,
de tal manera he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
1. ¿Cómo voy preparando el camino para recibir al Novio/Esposo otra vez?
2. ¿Estoy viviendo el sentido de este tiempo litúrgico? ¿Busco comprenderlo?
3. ¿Siento la presencia de Jesús haciendo el proceso de preparación conmigo?