«Todo esto te daré, si postrandote me adoras»
2 min read(Lucas 4,11).
Hace unos años recuerdo haber visto esa película titulada «El Abogado del Diablo», donde el personaje que interpreta al diablo, dice al final de la película: «Vanidad. Mi pecado favorito».
Cada Cuaresma nos recuerda que somos frágiles no de acero, y que somos propensos por nuestra condición humana a ser tentados. Fueron tentados Adán y Eva en el paraíso. Fue tentado Jesús en el desierto. (Lucas 4,1-13).
Y sus tentaciones no están lejos de las nuestras. Cambiar las piedras en pan, mostrarse no como el hijo del carpintero sino como el Hijo de Dios, al arrojarse del pináculo del Templo. Y recibir el poder, las riquezas y la gloria, con la sola condición de adorar al demonio.
Nuestras tentaciones están orientadas al mismo fin, tener, poseer, acaparar, ser reconocidos. Viviendo de la fama y del placer. Buscando nuestras seguridades en el dinero y las cosas materiales. Intentando cambiar la historia que constantemente rechazamos. Como aquellos que no están contentos con su porción de terreno y quieren la del vecino 🇺🇦. La raíz es la soberbia o la vanagloria.
Necesitamos llenarnos del espíritu divino para poder resistir. Por ello, intensificar la intimidad con Dios a través de la oración, el ayuno y las prácticas de misericordia, nos debe ayudar a quitar de nuestro corazón toda la herrumbre que oxida nuestro corazón.
Deja a un lado la superficialidad, lo pasajero. Y ve tras lo eterno. Recuerda que la fe se vive en medio de las tentaciones cotidianas. Amén.
#Idomingodecuarema
#cuaresma2022