CUARESMA: UNA RUTA PARA SER “BENDITOS DEL PADRE”.
3 min readEVANGELIO DE HOY: 7/3/22 (Mt 25,31-46).
El pasaje de hoy, igual que el de las bienaventuranzas, es una síntesis de los cuatro evangelistas. Se trata del juicio final. Se nos presenta una oportunidad espléndida para tener claridad de cómo vivir la cuaresma, cultivando las actitudes que hemos de seguir desarrollando y madurando siempre.
Algunos textos del evangelio son un poco complicados de comprender, pero Jesús, en su inmensa misericordia, nos expone con claridad extraordinaria lo que necesitamos saber, ser y hacer para heredar la vida eterna. Jesús se comporta como el sabio maestro que no le interesa suspender a los estudiantes, sino que todos aprendan y pasen de curso.
El Señor nos deja saber: estoy entre ustedes con “hambre”, “sed”, “forastero”, “desnudo”, “enfermo”, “preso”… Entonces nos explica las diferentes posturas que la humanidad tiene con Él y sus consecuencias; lo hace como si fuese una película adelantada, que muestra el final para luego ir desarrollando los acontecimientos desde su inicio.
A quienes les dan comida, agua, hospedaje, ropa, asistencia… los separa, los coloca a su derecha, lugar de honor reservado. Les llama “benditos de mi Padre”, y les da en herencia el Reino. Lo más interesante es que esta herencia les tomó de sorpresa. No lo esperaban. No gestionaron el puesto, ni el lugar, ni la distinción. Sencillamente dieron lo que tenían a quienes lo necesitaban. Estos benditos, no se limitaron a las normas del Antiguo Testamento, que prohibía “no hacer” cosas dañinas; dieron otro paso más: vivieron la misericordia.
La nobleza más alta de estos corazones generosos y solidarios fue que asistieron a Jesús sin saber que era Él. La sanidad con la que actuaron recordaba la mansedumbre de las “ovejas”, y así les llama; para san Juan Crisóstomo tal nombramiento se debe a la imagen fecunda de las ovejas, de mayor utilidad que los cabritos.
Consideremos que para hacer el bien, estos “benditos del Padre”, porque se parecen mucho a Él, no dan vueltas ni pierden el tiempo. En ningún momento se quejan porque ofrecen y no agradecen. Aprovechan la ocasión de ser caritativos. No hacen cálculos, no cuestionan qué harán esos necesitados con lo que ponen a su alcance… no hacen un discernimiento para abrir la mano ni para disponerse a caminar y llevar consuelo. No por un acaso el Señor llega con todos sus ángeles en este acontecimiento final… esos “benditos del Padre” encontrarán sintonía de vida con los ángeles del cielo.
Santa Teresa de Calcuta, comentando el pasaje, dice: “No es simplemente hambre de pan de la que se trata; también es hambre de amor. La desnudez no concierne sólo al vestido; la desnudez es también la falta de dignidad humana y de esta magnífica virtud como es la pureza, así como la falta de respeto unos hacia otros. Estar sin hogar, no es sólo no tener casa; estar sin hogar, también es ser rechazado, excluido, no amado”.
Señor: el Salmo 18 nos ayuda a meditar que tu Palabra es descanso del alma. Nuestro corazón descansa en ti al aclarar nuestras confusiones con tus enseñanzas. Tu Palabra nos instruye; nos alegra el interior cuando la podemos hacer vida. Nos da la estabilidad que necesitamos para servir. Nos hace saborear la dicha de practicar la justicia. Gracias buen Señor por venir hasta nosotros con tanto interés de que seamos los benditos de tu Padre.
- ¿Cómo va la caridad en mi vida?
- ¿Estoy sacaliñando las limosnas, los favores, las obras; o sencillamente estoy despierto para que no se me pase una oportunidad de hacer el bien?
- ¿He integrado a mi itinerario espiritual el “no hacer cosas malas” y el “florecer en vivencias y obras de misericordia”?