CUARESMA: NO SIN MARÍA.
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EVANGELIO DE HOY: 25/3/22 (Lc 1,26-38).
Hoy meditamos sobre la anunciación del Señor. El pasaje nos llega nueve meses antes de la Navidad y, al mismo tiempo, a esta altura de la cuaresma. ¿Cómo nos situamos espiritualmente ante el relato en este contexto? De la misma manera en que el pasaje de la transfiguración nos adelantaba la gloria que venía después de la cruz, el texto de la anunciación nos refleja el nacimiento de Jesús como don de Dios para quienes lo reciban.
El camino cuaresmal: ejercicios espirituales, revisión de vida, acompañamiento, ayuno, oración, penitencia… no tendría sentido sin la esperanza de que Jesús nos llegará nuevamente gracias al sí de María. Cuaresma es entonces ese proceso de gestación, donde el hombre nuevo y la mujer nueva se preparan para nacer en Cristo Pascual. Lo que María vive en el relato es lo que cada uno de nosotros está llamado a vivir en este tiempo:
… Dejarnos visitar por los ángeles del Señor: que lleguen a nuestras casas, a nuestros corazones. Es tiempo de recibir la Palabra de Dios y dejarnos iluminar por ella; sostenidos por la fuerza sacramental. El proceso de conversión sin esperanza es terrible. Por eso, hemos de acoger el mensaje del ángel, y alegrarnos con María, porque el Señor está con nosotros. Nadie puede disponerse a un cambio de vida a menos que el Espíritu Santo lo conduzca.
María nos despierta la confianza. Como Madre nos recuerda que nosotros, hijos e hijas, también encontramos gracia delante del Señor. María se ocupa y preocupa para que este favor divino se conserve en nuestras vidas; desea que nos libremos de todo lo superficial, que nos quedemos vacíos de nosotros mismos, para poder recibir la gracia más alta, su Hijo Jesús.
El relato de la anunciación nos recuerda que las cosas grandes comienzan con lo pequeño. Dios se hace Niño. Los procesos de conversión, de igual manera, se gestan con pasos sencillos, pero significativos, que van revelando mudanzas, las que reflejan arrepentimiento. Así se va evidenciado una nueva persona de forma gradual, sin mucho ruido, en el silencio de Dios.
Todo lo que venimos meditando no sería posible sin la disposición total de la persona. Por eso, el “Hágase” de María es central: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Observe que en el relato, el ángel se marcha, la deja sola. Así mismo hace el Señor: luego de la experiencia, nos deja con la responsabilidad de emprender el camino según su voluntad.
Señor: hoy 25 de marzo, donde celebramos el “día del niño por nacer”, te presentamos a todas las personas adultas que tenemos la responsabilidad ante los más inocentes que no pueden hablar por ellos mismos ni defenderse. Al mismo tiempo, acogemos esta imagen, para tomar conciencia de que, quienes hemos nacido, tenemos la gracia de un nuevo nacimiento, un nuevo despertar de la conciencia. Venga tu Espíritu sobre nosotros, y que la fuerza del Altísimo nos cubra con su sombra; queremos nacer en Cristo y ser en Él nuevas criaturas. Confiamos, Señor, para ti nada hay imposible.
- ¿Cómo se ha ido modelando mi corazón en esta cuaresma?
- ¿Qué papel juega María en este proceso cuaresmal?
- ¿Cómo estoy custodiando la vida, desde antes de que ésta nazca?