Vie. Mar 29th, 2024

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PIEDRAS

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«Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.(Juan 8,10-11)

En un país como RD, donde el béisbol es deporte rey, debemos tener cuidado con ser expertos en lanzar piedras, como si estuviésemos en una manifestación de protesta violenta.

La mujer que es llevada ante Jesús, tiene una condena popular, establecida por la ley: ser lapidada al ser encontrada en adulterio. Pero hace falta pronunciar la sentencia de muerte de esa mujer. Y es lo que pretenden escuchar de Jesús, los que llevan piedras en sus manos.

Somos dados a tirar piedras a otros. Juzgarlos, condenarlos, lapidarlos. Nuestras murmuraciones y críticas tienen ese objetivo. Y hasta buscamos la justificación de por qué actuamos así.

Una gran enseñanza es hacer revisión de vida y descubrir que no somos mejores que los demás. Las leyes y la justicia tienen su fin. No somos quién para aplicarla inmisericordemente. La actitud de Jesús es la de perdonar invitando a no echar en saco roto ese perdón. Es una invitación a dejar atrás la vida de pecado, para mirar hacia adelante la misericordia y el amor de Dios. La palabra de Jesús libera, perdona, resucita. Él le devuelve la dignidad a esta mujer. Le envía a una vida nueva.

Sentir la misericordia lo cambia todo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Jesús le da a esta mujer, la posibilidad de reconstruir y rescribir su vida. Y nosotros, ¿cuántas posibilidades tenemos? Amén.