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UNIMINUTO: Domingo decimoquinto del tiempo ordinario

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¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los salteadores?

La profesional en Ciencias Bíblicas Juliana Triana, profesora del programa de Ciencias Bíblicas en UNIMINUTO, reflexiona en torno al texto propuesto por la liturgia de este domingo en el que Jesús enseña a un doctor de la Ley acerca de quién es verdaderamente el prójimo a quien debe amar, tema central de la Torá para conseguir la vida eterna.

Nos dirá la profesora Juliana que el foco del mandato evocado por el doctor de la Ley es el amor, pero Jesús, diferente al dicho maestro, resalta quién es el prójimo al que se debe amar por medio de un relato cotidiano el cual muestra que la Palabra de Dios debe ser encarnada y vivida en la historia concreta del ser humano.

Lc 10,25-37

Entonces un doctor de la Ley se levantó y dijo para tentarle:

Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?

Él le contestó:

¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees tú?

Y éste le respondió:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.

Y le dijo:

Has respondido bien: haz esto y vivirás.

Pero él, queriendo justificarse, le dijo a Jesús:

¿Y quién es mi prójimo?

Entonces Jesús, tomando la palabra, dijo:

Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos salteadores que, después de haberle despojado, le cubrieron de heridas y se marcharon, dejándolo medio muerto.

Bajaba casualmente por el mismo camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. Igualmente, un levita llegó cerca de aquel lugar y, al verlo, también pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje se llegó hasta él y, al verlo, se llenó de compasión. Se acercó y le vendó las heridas echando en ellas aceite y vino. Lo montó en su propia cabalgadura, lo condujo a la posada y él mismo lo cuidó.

Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: «Cuida de él, y lo que gastes de más te lo daré a mi vuelta».

¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los salteadores?

Él le dijo:

El que tuvo misericordia con él.

Pues anda —le dijo Jesús—, y haz tú lo mismo.