Mié. Mar 29th, 2023

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UNIMINUTO: Sexto domingo del tiempo ordinario

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#PreparemosElEvangelio

…deja allí tu ofrenda delante del altar, vete primero a reconciliarte con tu hermano…

Profesores del Instituto Bíblico Pastoral Latinoamericano de la FEBIPE-UNIMINUTO explican cada semana el evangelio del domingo.

El Dr. Yecid Triana, profesor del programa de Ciencias Bíblicas en Uniminuto, nos acompaña en la reflexión de este domingo sexto del tiempo ordinario. Inicia aclarando variadas características del sermón de la montaña a través de sus estrategias retóricas más sobresalientes para, y desde estas perspectivas, comprender mejor el pasaje evangélico que se proponer en la liturgia de este domingo.

Nos dice el Dr. Triana que Jesús no propone una nueva Ley, sino que quiere restaurar la originalidad de esta. La Escritura está hecha para ser trasmitida, y el Señor realiza una aclaración sobre tres mandamientos que seguramente eran mal interpretados por los expertos en la Ley y que son aclarados y ampliados por Jesús.

Mt 15,17-37

No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud. En verdad les digo que mientras no pasen el cielo y la tierra, de la Ley no pasará ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla. Así, el que quebrante uno solo de estos mandamientos, incluso de los más pequeños, y enseñe a los hombres a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos.

Por el contrario, el que los cumpla y enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. Les digo, pues, que, si la justicia de ustedes no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.

Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás, y el que mate será reo de juicio. Pero yo les digo: todo el que se llene de ira contra su hermano será reo de juicio; y el que insulte a su hermano será reo ante el Sanedrín; y el que le maldiga será reo del fuego del infierno. Por lo tanto, si al llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, vete primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve después para presentar tu ofrenda.

Ponte de acuerdo cuanto antes con tu adversario mientras vas de camino con él; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al alguacil y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que restituyas la última moneda.

Han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatelo y tíralo; porque más te vale que se pierda uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te escandaliza, córtala y arrójala lejos de ti; porque más te vale que se pierda uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo acabe en el infierno.

Se dijo también: Cualquiera que repudie a su mujer, que le dé el libelo de repudio. Pero yo les digo que todo el que repudia a su mujer —excepto en el caso de fornicación— la expone a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.

También han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en vano, sino que cumplirás los juramentos que le hayas hecho al Señor. Pero yo les digo: no juren de ningún modo; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del Gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes volver blanco o negro ni un solo cabello. Que su modo de hablar sea: «Sí, sí»; «no, no». Lo que exceda de esto, viene del Maligno.

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