Mar. Jun 6th, 2023

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«Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.» (Juan 9,15)

Barro. Esa es nuestra naturaleza. Eso somos! Con limitaciones y pecados. Con necesidades patentes de que Dios nos dé vida con su espíritu o su saliva se mezcle con nuestra realidad. 

Tal vez, estemos como el ciego de nacimiento, adaptados a la oscuridad, sin pensar en un cambio de vida, sin necesidad de creer. Sintiendo que para nosotros no existe otra solución. 

Jesús ha puesto barro en sus ojos. No ve. Pero siente la necesidad de lavarse de esa desconocida masa blanda y compacta de tierra asquerosa, que con saliva le han puesto en sus ojos. 

¿Cómo entender que estamos enfermos, si no somos conscientes? ¿que estamos ciegos, si creemos ver? ¿que necesitamos de Dios, si no nos hace falta? 

Ojalá sintamos el barro de nuestra vida, para lavar nuestros ojos en las aguas bautismales de la Iglesia. Siloé (Juan 9) es imagen de la necesidad que siempre tenemos de la gracia, para purificarnos de nuestras faltas, para ver a Jesús y confesar que es el Señor, nuestro Salvador. Amén. 

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