¿Ser menstruante? ¿Hombre trans? ¡Qué es esto!
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Cada día vemos cómo una minoría de títeres políticos, empresas voraces y ciudadanos cegados por un lobby globalista adinerado siguen promoviendo un mensaje totalmente anti-científico, anti-natural, ilógico y absurdo de que una mujer es cualquier cosa, dónde ya nada tiene que ver la biología o la anatomía humana con ser mujer, sino con que un hombre se ponga pintalabios y tacones o se mutile sus miembros genitales y colocarse unos implantes para serlo.
Ya no sólo vemos cómo hombres que se «cambian de sexo» van entrando al Miss Universo o a las competencias deportivas desplazando con ello el lugar de las mujeres, sino cómo los mismos ahora adoptan hijos que naturalmente jamás podrán procrear, queriendo además sustituir el tan valioso rol de la maternidad.
Qué decir de la intimidad y privacidad de los baños públicos, a los cuáles los hombres trans acceden en algunos estados de norteamérica y países de Europa dónde niñas y adolescentes se encuentran a veces desvistiéndose o haciendo sus necesidades fisiológicas; o de los hombres drag queens teniendo acercamientos con bailes eróticos semidesnudos sobre los infantes en escuelas.
Y cómo si todo esto fuera poco, ¿Qué es entonces una mujer? Pues para esta comunidad no es más que un ser menstruante o una persona que se ponga pintalabios, falda y tacones…
Muchas son las niñas y adolescentes con las que día a día trabajo, que se sienten confundidas, sobre su ser mujer y que por temor a no ser «progress» y ser burladas prefieren no defender lo que son.
Por un lado, esta comunidad absurda ya nos viene satanizando a todos los hombres hace años cómo seres insensibles, machistas y violentos y con ello vendiendo una imagen de un hombre afeminado cómo la nueva figura masculina.
Y por otro lado ¡Ahora van por ustedes mujeres auténticas y por nuestros niños y niñas!, destruyendo su naturaleza y desplanzándoles de aquellos logros de igualdad de derechos electorales, jurídicos, educativos y laborales que muchas mujeres auténticas alcanzaron con sus vidas.
¿Qué esperan mujeres para defenderse y cuidar a tantas niñas y adolescentes?