Reflexión al Sagrado Corazón de Jesús
3 min readLa Iglesia celebra una gran fiesta: Sagrado Corazón de Jesús.
Esto dijo Jesús a Santa Margarita:
«Te pido que el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento sea dedicada a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día haciendo reparación de honor por medio de una ofrenda honorable, para reparar las indignidades que recibió durante el tiempo que ha sido expuesto en los altares. Te prometo, igualmente, que mi corazón se dilatará para derramar abundantemente las influencias de su divino corazón sobre aquellos que le rindan este honor y que procuren que le sea rendido”.
Reflexionemos un poco sobre su gran corazón.
Nuestra admiración es incesante al palpar su gran amor por nuestras almas. Y es que se entregó por amor hacia nosotros hasta morir en una cruz.
Este corazón está impregnado del Amor infinito, del que es capaz de transformar de forma radical y feliz a todo el que le es próximo, con las particularidades especiales de que no es excluyente, por el contrario nos ama a todos sin condiciones y nos espera continuamente, a cada momento para colmarnos de su amor.
Y es que el amor es activo, nunca está ocioso. Siempre busca la forma de agradar al que ama, de sanarle, y animarle. El corazón de Jesús es infinitamente compasivo, como vemos en las bellas páginas del Evangelio y en nuestra propia vida. Sólo basta conocerle, interesarse por Él, por corresponder a su amor.
La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días. La imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar.
Jesús tiene un Corazón que ama sin medida.
Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido. Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa, a nuestros vecinos, parientes y amigos. Ten piedad de nosotros, intercede ante el Padre para que termine esta terrible pandemia. Sana a los enfermos del cuerpo y del alma.
Les propongo una bella oración de consagración a su Sagrado Corazón recopilada por José Gálvez Krüger.
«Oh Corazón de Jesús! Yo quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu. Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor, deposito todo mi ser; mi cuerpo que respetaré como templo en que tú habitas; mi alma que cultivaré como jardín en que te recreas; mis sentidos, que guardaré como puertas de tentación; mis potencias, que abriré a las inspiraciones de tu gracia; mis pensamientos, que apartaré de las ilusiones del mundo; mis deseos, que pondré en la felicidad del Paraíso; mis virtudes que florecerán a la sombra de tu protección; mis pasiones, que se someterán al freno de tus mandamientos; y hasta mis pecados, que detestaré mientras haya odio en mi pecho, y que lloraré sin cesar mientras haya lágrimas en mis ojos.
Mi corazón quiere desde hoy ser para siempre todo tuyo, así como tú, ¡oh Corazón divino! has querido ser siempre todo mío. Tuyo todo, tuyo siempre; no más culpas, no más tibieza. Yo te serviré por los que te ofenden; pensaré en ti por los que te olvidan; te amaré por los que te odian; y rogaré y gemiré, y me sacrificaré por los que te blasfeman sin conocerte. Tú, que penetras los corazones, y sabes la sinceridad de mi deseo, comunícame aquella gracia que hace al débil omnipotente, dame el triunfo del valor en las batallas de la tierra, y cíñeme la oliva de la paz en las mansiones de la gloria.»
Amén.