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SIN MIEDO A LA CONVERSIÓN:RECUPERAR LA AMISTAD CON DIOS.

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MEDITACIÓN DE LAS LECTURAS DE HOY: 14/2/24 (Jo 2,12-18; Sal 50; 2Cor 5,20_6,2; Mt 6,1-6.16-18).

Hoy, Miércoles de Ceniza, se interrumpe el tiempo ordinario. Estamos ya en la puerta de la Cuaresma, un tiempo para acompañar a Jesús en su travesía por el desierto, y en el trayecto, nosotros alcanzar la conversión del corazón y afianzar la fe en el evangelio. La palabra conversión, no pocas veces asusta y distancia. Sin embargo, el conjunto de las lecturas de hoy, te dan elementos por los cuales no hay que temer a dicho proceso de conversión, sin el cual estamos perdidos.

El profeta Joel te dice que Dios es compasivo y misericordioso. No creas ser, para Él, como un huevo ante una piedra. La fuerza de Dios es el amor. Te recibe, cuando llegas con un corazón rasgado, no con una vara, sino con sus entrañas maternas. No tengas miedo a la conversión, porque todos, sin excepción de edad, rol, posición, están convocados. No te distraigas mirando a quien hace el camino contigo, mejor céntrate en identificar lo que llevas dentro y que está sobrando, todas las miserias a ser entregadas al Señor para que Él las deposite, como dijo Santa Faustina, en el abismo de su misericordia.

No tengas miedo a la conversión, porque el Señor, como confiesa el salmista, por su inmensa bondad puede borrar tu culpa, limpiar tu pecado. Sólo te exige reconocer tus faltas, confesarlas, y desear que te haga de nuevo, con pureza de corazón y firmeza.

San Pablo te recuerda que este es tu tiempo favorable. Es el tiempo de recogimiento para centrarte en lo que el apóstol llama: reconciliación con Dios. No tengas miedo, porque el mismo Cristo da la cara por ti ante el Padre. Él sale en tu defensa, porque pagó el precio de tu rescate. A ti te toca, no echar en saco roto la gracia que te dan para que camines hacia el don de la santidad que se te ofrece.

El evangelio te provee de tres armas espirituales para atravesar, sin miedo, el desierto de la cuaresma: la limosna (que te libera de la ambición y la codicia), la oración (que te libera del “yo”, de toda enfermedad espiritual) y el ayuno (que te libera de lo inauténtico y lo superficial). El papa Francisco recuerda que no son tres ejercicios separados, sino integrados entre sí, en un solo movimiento que te llevan a salir de ti mismo para encontrar a Dios y a los hermanos. No tengas miedo de vivir estos ejercicios con total discreción y prudencia. Tus sacrificios no quedarán perdidos en el anonimato, porque Dios Padre te ve y los valora. No tengas miedo a renunciar a toda hipocresía. La doblez de vida impide la conversión.

Señor, con este tiempo favorable de la cuaresma, quiero agradecerte la oportunidad de reconciliar mi vida contigo, con los demás, con la creación. Que la gracia de tu Espíritu y el amparo de la Virgen María, me permitan dejar todo miedo y peregrinar, en esperanza, hacia ti.

Preguntas para responder en silencio:

  1. ¿Tú sientes la necesidad de conversión?
  2. ¿Podrías retomar tu agenda y dedicar tiempo para atenderte espiritualmente?
  3. ¿Cómo vas a favorecer que las personas próximas a ti vivan una fecunda cuaresma?
  4. ¿Enumera tres razones por las cuales no hay que temer a la conversión?
  5. ¿Por qué el mejor amigo es aquel que te lleva a retornar al amor de Dios?