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Dinorah (teresiana): “Tenemos el reto de relacionar la fe y la vida, y la fe con la ciencia”.

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Entrevista realizada para el programa Loyola Es Pastoral de la emisora Magis 98.3 FM.

Julio Pernús: La Dra. Dinorah García Romero es una teresiana, rectora del Instituto Superior Especializado de Estudios Educativos «Pedro Poveda» (ISESP), con sede en Santo Domingo, República Dominicana.

Al cumplirse 100 años de la aprobación pontificia de la Institución Teresiana es un buen momento para conocer, luego de este camino recorrido, ¿cómo se sigue viendo el carisma de esta organización católica?

Dinorah: En primer lugar, deseo compartir que la Institución Teresiana es una asociación internacional de laicos, mujeres y hombres que se dedican a la promoción humana y social mediante la educación y la cultura. Somos una organización constituida por laicos con una mínima expresión en la estructura eclesial que desde sus inicios, como dijo su fundador san Pedro Poveda, “estamos en el mundo sin ser del mundo”. Deseo aclarar que no somos una orden, pues nuestra organización, al estar constituida por el laicado, tiene una mínima expresión en cuanto a regirnos por una estructura. Lo que sí, participamos en la misión evangelizadora de la Iglesia desde su estado laical. Hoy celebramos también que estamos presente en cuatro continentes y treinta países.

Julio Pernús: ¿Cuál es el contexto en el que se da esta aprobación de la Institución Teresiana?

Dinorah: La Institución Teresiana fue fundada por el sacerdote español, humanista y pedagogo, san Pedro Poveda, o simplemente, padre Poveda. Un ser humano que se preocupó por la educación con especial énfasis en las mujeres y los sujetos empobrecidos que necesitaban una mayor consistencia en su formación. Surge en el año 1911 en España, en un ambiente europeo, pero deseo destacar que se encuentra signada en la actualidad por la globalidad.

Sus primeros pasos fueron en una sociedad española convulsionada por la polaridad y con grandes inquietudes pedagógicas, políticas y religiosas. Hablamos de una época difícil por la Guerra Civil Española. Por enfrentarse a esas exclusiones de su época, como la de no permitir a las mujeres ejercer determinadas profesiones, nuestro fundador es mártir y fue canonizado. Poveda murió un 28 de julio de 1936 víctima de la violencia que arropaba su realidad.

Pese a que era un momento difícil, también fue un tiempo de búsqueda y de preguntarse ¿cómo mejorar más la vida de los ciudadanos? Había varias corrientes conservadoras pugnando en medio de esa izquierda radical, pero Pedro Poveda aprovechó esa crisis para profundizar en la educación y cómo hacer para fortalecer las capacidades de las personas, pero, sobre todo, de los excluidos como las mujeres. El problema de la marginación femenina es desde hace tiempo, por eso, nuestro fundador apostó por la educación como motor del cambio.

Julio Pernús: El tema educativo es clave para hablar del carisma teresiano

Dinorah: Desde nuestra fundación la apuesta no era por cualquier educación, sino con una comprometida con la superación al máximo de las personas. Por eso, en nuestra Institución se le da mucha importancia al estudio y la participación en los procesos sociales. Se le llama Institución Teresiana porque santa Teresa fue una doctora de la Iglesia que promovió un amplio interés por el estudio y la ciencia. Ella era una mujer que se adelantó a su tiempo.

Julio Pernús: ¿Cuáles son las actividades que tienen planificadas para este jubileo acá en República Dominicana?

Dinorah: Estamos afinando aún todo el programa, pero pensamos, además de la eucaristía que ya tuvimos por los 100 años, realizar una semana de profundización e investigación sobre la investigación, pues estamos muy interesados en la formación de investigadores. Nos hacemos la pregunta sobre cómo hacer para que los educadores sean investigadores desde su propia praxis docente.

También se está construyendo la parroquia San Pedro Poveda en Santiago y hay posibilidades tangibles de inaugurarla el 21 de abril. En la ciudad de La Vega también ha habido programas de radio y televisión. Hemos involucrado en la celebración en esa provincia a nuestros estudiantes de un centro de formación socio-cultural que tenemos allá. Luego en Santo Domingo tendremos otra eucaristía.

Pensamos, junto a nuestros colaboradores, promover mesas de análisis sobre temas de interés para todo el país como el de la violencia y el desarrollo del pensamiento crítico en los centros educativos. Todo lo que tenga que ver con el desarrollo del pensamiento crítico de los educadores es uno de nuestros trabajos más sistemáticos. La espiritualidad teresiana le da mucha importancia al tema de la encarnación en un pensamiento y práctica con perspectiva ética. Para encarnarnos realmente en este mundo tan complejo se debe superar la ingenuidad y para eso, es importante la formación en el pensamiento ético.

Julio Pernús: Ustedes, como mujeres laicas católicas, sienten que han venido ganando espacios importantes dentro de la comunidad intelectual católica dominicana.

Dignorah: La Institución Teresiana debe de agradecer mucho el reconocimiento que hemos recibido por parte de toda la sociedad. Un botón de muestra de esta situación es el reconocimiento que poseen nuestros egresados. En el país tenemos grandes desafíos, el fundamental es continuar contribuyendo de forma significativa a que la educación sea para todos.

Eso requiere igualdad de condiciones, pues nosotros tenemos el reto social de aproximar la educación rural a la educación urbana. Otro desafío es continuar contribuyendo para que los educadores tengan un desempeño más consistente y que esos formadores se den cuenta de que su trabajo no se agota en la escuela. Ellos tienen que aportarle a la sociedad, por eso, deben mejorar su capacidad con un comportamiento testimonial para los alumnos.

Tenemos el reto de relacionar la fe y la vida, y la fe con la ciencia. Nuestra fe no puede ir, por un lado, y la ciencia por otro. Nosotros, los académicos, debemos relacionar la vida de fe con el compromiso y la formación científica. Eso es un desafío grande, porque estamos en una sociedad donde las redes sociales aportan cosas interesantes, pero le han hecho creer a la gente que ya no hay que pensar. Conozco a personas felices porque creen que la inteligencia artificial les va a resolver todo.

No estoy en contra de la tecnología, pero el desarrollo y la formación del pensamiento y los sentimientos es fundamental. Debemos generar una espiritualidad encarnada en la sociedad para poder enfrentar esos problemas.

Deseo aprovechar esta oportunidad para denunciar que acá los niños y las niñas están convertidos en objetos, son objetos de la familia, su comunidad y la sociedad, y por eso se abusa de ellos sin ningún miramiento. Pero también, al interior de la Iglesia, tenemos el desafío de que mujeres y hombres tengamos el mismo tipo de igualdad participativa. El padre Poveda decía que la Institución Teresiana era un organismo vivo y si somos un organismo vivo, debemos estar inmersos en los desafíos del mundo.