Sáb. Jul 27th, 2024

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“ACLAMAD AL SEÑOR, TIERRA ENTERA”

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Estamos en tiempo de Pascua de Resurrección y El Señor nos pide que lo aclamemos en toda la tierra. Esto lo canta el Salmo de hoy, por reconocer “¡Qué temibles son tus obras”! Y continúa cantando: “Vengan a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios,  que con su poder gobierna eternamente. Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su favor.”

Cuánto ha hecho El Señor por nosotros y no somos capaces de reconocerlo en nuestras obras.  En lo que fallamos por falta de fe, y de confianza en el que nos ha salvado, y Aleluya! 

¿Cómo estamos actuando hoy en nuestros hogares, donde hemos estado encerrados durante esta Pandemia? ¿Cómo ha sido nuestra relación de padres e hijos, hijos y hermanos, fieles todos en la comunidad? Ya hemos salido a las calles sin haber sido levantado el paro, y queremos que todo salga bien. ¡Qué ilusos somos!

El hombre no quiere comprender que somos los únicos responsables de lo que nos está sucediendo, por nuestra irresponsabilidad. Vemos los medios de comunicación, y ¿Qué es lo que vemos? Robos, pleitos, desmanes de toda clase, abortos, etc. Se ha incluso dado a la muerte a algún que otro familiar. Es increíble que no sepamos mantener nuestra fe en medio de las dificultades. Los medios de comunicación católicos, pasan a diario, la Santa Misa, el Santo Rosario, Catequesis de los Sacramentos, etc.etc.  ¿Los estamos viendo y oyendo para crecer en el amor y comprensión durante esta Pandemia? O seguimos viendo y oyendo todo aquello que nos mantienen en sozobra. 

“Jesús anuncia al Espíritu Santo que continúa su vida en nosotros, hemos  de llevar su presencia amorosa y dar razón de nuestra esperanza”. (Catholic.net)

Al Padre más o menos lo “conocemos”,  al Hijo, a veces lo conocemos, “a según, como dice “el pueblo”, pero al Espíritu Santo, casi nadie lo conoce, y el Señor nos los dejó para que conociéramos la Verdad y ella nos haría Libres. Por eso, seguimos ciegos como el ciego del Evangelio, que cuando lo conoció, se destaparon sus ojos y vieron al Señor y lo siguió por todos lados donde iba. Y es que debemos abrir nuestros ojos y ver como lo hizo el discípulo cuando fue al sepulcro y vio las vendas dobladas sobre el féretro, y vio y creyó. Parece que seguimos como Santo Tomás que hasta que no vio las marcas de los clavos y la marca de la lanza en el pecho, no creía que Cristo había resucitado, porque seguimos sin creer, que El Señor está VIVO todavía hoy y está a nuestro lado.

Gloria al Señor y aleluya. El Señor Resucitó, y lo creo, y aleluya! Amén