Vie. Jul 26th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

LOS JUSTOS BRILLARÁN COMO EL SOL, EN EL REINO DE DIOS

3 min read

Durante toda esta semana hemos estado leyendo pasajes de Las Escrituras, que tienen que ver con sembrar. Tanto la Palabra de Dios como del Reino de los cielos.

Las lecturas de hoy, primero, en el Libro de la Sabiduría, se dice que fuera de El, “no hay otro Dios al cuidado de todo. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, reprimes la audacia de los que no lo conocen. Tú poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.”

 Y qué decir del Salmo 85 uno de los más bellos y misericordiosos de La Escritura: “Grande eres tú y haces maravillas; tú eres el único Dios. Pero tú Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí.” Este Salmo lo repito cada día durante mi cotidianidad. Cuando estoy realizando mis tareas. En la Segunda Lectura, San Pablo nos ofrece la carta más bella que haya escrito: “El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.” A veces nos olvidamos que El es el que sabe lo que nos conviene. Nosotros no sabemos. Y penamos por eso.

Evangelio del Domingo XVI del Tiempo Ordinario

El Evangelio trata todo el tiempo del Reino de los cielos y a quien se parece. Y el Señor Jesús sigue hablando en parábolas, a la gente, y esta es la famosa parábola del Sembrador, que creo que muchos ya se la saben. Es cuando en lo sembrado, viene el maligno y siembra también la cizaña. Los criados le preguntaron, si arrancaban también la cizaña, y El les dice que la dejen crecer junto a la buena semilla, que al final, todo se resolverá. Son varias parábolas que les enseña, pero todas tienen que ver con la idea de la siembra. Cuando sus discípulos le preguntan que les aclare la parábola, el les dice: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo, la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.” Amén!