Leyes cosméticas; el matrimonio infantil
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El proyecto recién introducido en el Congreso de la República, mediante el cual se pretende modificar varios artículos del código civil, según su argumento, para prohibir el llamado “matrimonio infantil” (https://twitter.com/JoseHoracioR/status/1302235569376894980?s=19), es una propuesta ingenua del legislador; una cortina de humo que oculta la raíz del mal.
Por las estadísticas verdaderas que vemos en las calles, apreciamos al igual que ellos, la magnitud y profundidad de este problema; también coincidimos con el consenso mayoritario de la ciudadanía, la cual entiende que, el matrimonio como la emancipación sexual en adolescentes, es un malestar que trastorna la salud de nuestro tejido social. Diferimos en cambio, con el enfoque del legislador. Creemos que, para dar respuestas serias, primero tenemos que formular preguntas serias:
- ¿Cuál es la estructura social y formativa que disponemos para diseñar nuestra sociedad del futuro?
- ¿Quiénes y por cuales medios amenazan la salud y estabilidad emocional de los adolescentes, adoctrinándoles mediante una elaborada agenda en anti-valores humanos?
De lo primero incluimos dos elementos, a la familia como estructura nuclear y afectiva, capaz de disciplinar a los hijos para que puedan presentarse de manera exitosa ante los retos del mañana; y a la escuela como estructura para capacitarles en el conocimiento y para despertar en ellos el interés por los diferentes campos del saber. Claro está, de manera ética sustentados en principios y valores.
Necesidad de leyes que fortalezcan la familia
Los honorables legisladores deben olvidarse de leyes cosméticas. Si quieren erradicar el mal que lo hagan de raíz. Evacuen además de la prohibición al matrimonio en adolescentes, leyes que infieran en el bienestar de las familias y en fortalecer la escuela como institución capaz de suscitar talentos. Eviten que alguna vez se puedan introducir los textos de UNICEF (https://www.unicef.org/educinic8.pdf) para promover el desarrollo sexual y la promiscuidad en los centros de enseñanzas y estamentos sociales; estas instituciones fabrican el problema y luego venden la solución.
