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Virgen de las Mercedes, Patrona Nuestra

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República Dominicano, tierra bendecida por Dios ha sido doblemente escogida por los designios divinos a tener en el corazón de nuestra gente el amor y devoción manifiesta a su Madre que la hicimos nuestra en la doble advocación a María de Las Mercedes, y  en María de la Altagracia.

Nosotros tenemos en la primera advocación, la que yace en el mismo centro del país, La Vega, donde tiene su Santuario la Virgen de Las Mercedes en el Santo Cerro.

Por si no lo sabían, además de ser la patrona de la República Dominicana, la Virgen de las Mercedes lo es también de la provincia de La Vega, del Santo Cerro y del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo.

Sabemos que el origen de esta advocación viene de  Barcelona (España) a través de San Pedro Nolasco quien sintió el llamado de crear una orden que asistiera a los cautivos por la fe que  luego sintieron seguir acompañando espiritualmente a los encarcelados.(Mercedarios).

La realidad de nuestras vidas y no precisamente solo en República Dominicana, es que todos en cierta forma estamos encarcelados en nuestras casas, en nuestros miedos, y peor aún,  en nuestros pecados.

Pecados personales, cada quien que se revise, yo la primera, para presentarlos con un corazón arrepentido y al lado de Ella, nuestra abogada a Jesús su Hijo y único Salvador para que nos redima y libere. Pero también y todos como un colectivo debemos por igual presentarles los pecados como nación para que Jesús nos ilumine y ayude a enderezar los grandes entuertos que nos ha llevado la soberbia en querer hacer nuestros planes y no los de El, la avaricia en buscar lo mío y no lo nuestro, la idolatría de tantos falsos dioses que nos hemos fabricado, la criminalidad y asesinatos por doquier que se refleja en la inseguridad ciudadana, pero el peor de todos, la apatía, indiferencia y atropello vil en contra de la vida de los más indefensos, de los niños por nacer, que bajo las enmascaradas tres causales pretenden introducir en nuestro país  la horrenda cultura de la muerte.

Y como su fuera poco, ahora se destapa con el penoso y lamentable desatino de una funcionaria que por cierto conozco y estimo  quien al introducir banderas de grupos minoritarios en una oficina del Palacio de Gobierno ha provocado una herida profunda en el pueblo dominicano queriendo arrebatarle su identidad plasmada en un sola bandera, la tricolor que proclama desde su Escudo los valores patrios, Dios, Patria y Libertad.

Respeto a los LGTB si, promoción ni imposición no.

Nuestra nación tiene raíces cristianas profundas como se manifiesta la inmensa cruz implantada en el Santo Cerro, y conforme a la voluntad de Dios la familia dominicana se conforma por la unión de un hombre y una mujer que puedan procrear hijos para nuestra Patria y para la eternidad.

Pidámosle a nuestra Madre que interceda ante su hijo Jesús quien nada le niega nos asista en nuestra misión de vivir bajo su ley, amparo y protección.

 Amén.