Vie. Abr 26th, 2024

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Se Profundiza la cristianofobia, el odio a los cristianos.

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“Yo les he dado tu palabra y el mundo les ha tomado odio, porque ellos ya no son del mundo, así como Yo no soy del mundo” (Jn 17,14).

Empecemos este artículo refiriéndonos al significado de la palabra “fobia” que el diccionario la define así: “Es un temor intenso e irracional, de carácter enfermizo, hacia una persona, una cosa o situación; también es un odio o antipatía intensos por alguien o algo”.

En nuestros tiempos esta muy de moda hablar de las “fobias”; ejemplos de esta las encontramos hacia los animales (zoofobia), volar (aerofobia), a las alturas (aerofobia), a los espacios cerrados (claustrofobia), miedo a las tormentas (brontofobia), miedo a conducir (amazofobia).

Hay otros tipos de fobias, y entre las más peligrosas y raras están: miedo al queso (turofibia), miedo al color amarillo (xantofobia), miedo al dinero (cremotofibia), miedo a dormir (somnifobia), miedo a la lluvia (ombrofobia), miedo a los payasos (coulrofobia), miedo a los árboles (hilofobia), miedo a ser tocado (hafefobia), miedo a enamorarse (filofobia), miedo a los homosexuales (homofobia), etc.

Pero, en este artículo, me quiero referir específicamente a un tipo de fobia que siempre ha estado presente en la historia de la humanidad y más específicamente dirigida hacia un grupo de personas con una característica concreta que tiene que ver con la fe religiosa: la cristianofobia (miedo u odio al cristianismo); también se habla de islamofobia (miedo u odio al islam).

Cristianofobia

En los tiempos actuales, la cristianofobia se ha extendido y profundizado en todo el mundo. Hoy en día, esta realidad negativa, incluso se ha hecho presente y profundizado en países de marcada y fuerte tradición cristiana.

En Europa, cuna del cristianismo, vemos hoy cómo ha venido avanzando esta realidad de este “odio irracional, exagerado” a la fe cristiana.

Pero es bueno también señalar que, si es verdad que el odio al cristianismo se ha profundizado hoy más que nunca, no se manifiesta de igual manera para todas las comunidades o denominaciones cristianas.

Este odio irracional ha cargado su furia más específicamente hacia el cristianismo católico, y aquí tenemos que preguntarnos ¿por qué? Y las respuestas pueden ser varias.

Hay quienes afirman que este odio hacia el catolicismo se debe a su gran influencia en el mundo con su doctrina y enseñanza sobre la trascendencia del ser humano; otros dicen que se debe a un acto de venganza por el hecho de todas las atrocidades que en el pasado estuvo involucrada la Iglesia Católica, – como las cruzadas y la evangelización de los pueblos de América, por ejemplo; otros afirman que se debe a que la Iglesia Católica es una pared de contención para que los enemigos de Dios y de la humanidad no impongan sus ideas y criterios liberticidas al resto del mundo, etc.

Sabemos que la Iglesia Católica, con sus más de dos mil años de existencia, ha venido caminando en la base de una enseñanza específica que está contenida en el evangelio de Jesucristo, que no ha sido ella su inventora, sino más bien ha sido depositaria como su custodia y garante para que, como continuadora de la obra de la evangelización, siga anunciando y proclamando por todo el mundo el evangelio, según el mandato del Señor Jesús de “vayan por todo el mundo, anuncien el evangelio y enséñenles a la gente a cumplir todo cuanto a ustedes yo les he enseñado”.

No quiero hacer aquí ahora toda una lista de los ataques que el cristianismo católico ha sufrido porque sería una aventura interminable. Pero sí quiero referirme a los últimos hechos de ataques de odio que se han dado en estas semanas pasadas.

Según la ong española, Puertas Abiertas, que trabaja sobre la realidad de la iglesia perseguida o persecución cristiana; estima que hay aproximadamente más de 260 millones de cristianos perseguidos en el mundo, siendo los continentes africano y asiático los más destacados.

Según sus informes en lo que va de este año 2020 unos 2,983 cristianos han sido asesinados; 9,438 templos atacados, vandalizados o destruidos, y 3,711 cristianos detenidos.

Persecución Religiosa

El papa Francisco ya había dicho en ocasiones anteriores que, la persecución religiosa contra los cristianos hoy en día, es mucho más fuerte y cruenta que en los primeros tiempos del cristianismo.

Entre los casos de ataques que se han sucedido a cristianos y sus templos, tenemos los ejemplos de el reciente ataque de un extremista musulmán en la iglesia basílica de Notre Dame, de la ciudad de Niza en Francia, donde decapitó dentro del templo a una señora que estaba rezando y asesinó también a otras dos al mismo tiempo que gritaba “Alá Akbar, es decir, Alá es grande”.

A este hecho, el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Robert Sarah, dijo: “El islamismo es un fanatismo monstruoso.

Debe combatirse con fuerza y determinación, porque no detendrá su guerra”. Y el alcalde de la ciudad lo calificó como un acto de “islamofacismo”. En Francia ha habido y siguen habiendo más ataques de odio e intolerancia religiosa contra el cristianismo constantemente.

Tenemos, por otro lado, los ataques sufridos en Polonia de grupos de laicistas a templos católicos porque a estos no les gustó la sentencia del tribunal judicial del país contra la no legalización del aborto por malformación congénita; pero no pudieron lograr sus objetivos ya que, los fieles católicos protegieron sus templos; no la autoridad civil.

En el continente de la Esperanza (san Juan Pablo II), tenemos la triste acción de los dos templos atacados, vandalizados y quemados en Santiago de Chile por grupos de manifestantes que celebraban el primer aniversario de las protestas contra el gobierno por subir unos centavos al boleto del transporte público del metro y estos grupos se lanzaron contra estas dos iglesias de una importancia, no sólo religiosa sino también patrimonial; en una de ellas, la institución policial, conocida como “los carabineros” realizaban sus actos religiosos institucionales.

Ante todos estos desmanes o ataques al cristianismo y cristianos, se hace presente un común denominador: las autoridades civiles no hacen nada para impedir estos ataques y vandalismos cristianofóbicos. ¿Por qué no hacen nada? ¿A qué o a quiénes les temen? ¿No es función de la autoridad, la policía, defender y proteger a los ciudadanos, la propiedad privada y pública de estos actos vandálicos? Entonces, ¿por qué no actúan en consecuencia?

Laicismo

Esta situación de la cristianofobia tiene un aliado muy cercano que es el “laicismo”. Hoy se aboga mucho, se defiende y promueve el laicismo como norma de vida; se aboga por el “estado laico”, libre de toda influencia religiosa y, sobre todo, libre de toda influencia cristiana católica.

Se aboga por un estado de inclusión para todos disfrazándolo de un falso concepto de libertad; el lema de estos promotores laicista es “mientras más libre eres, más verdadero serás”, y así contravienen la enseñanza evangélica de “la verdad los hará libres”.

Ya lo dijo la ex primera ministro de Inglaterra, Margaret Thatcher: “La libertad se destruirá a sí misma si no se ejerce dentro de algún tipo de marco moral, algún conjunto de creencias compartidas, alguna herencia espiritual transmitida, a través de la iglesia, la familia y la escuela”.

No quiero dejar de mencionar en este artículo, lo que viene sucediendo en nuestra realidad dominicana.

Aquí en nuestro país hace tiempo que estamos experimentando también cierto asomo de persecución religiosa, persecución contra la fe cristiana.

Sabemos que nuestra nación fue forjada, cimentada en los valores y principios cristianos. Estos valores y principios han venido siendo atacados de diferentes maneras y por diferentes medios.

Tenemos la incursión de la ideología de género en nuestras instituciones públicas y de ahí viene avanzando a las demás instituciones de la sociedad. Tenemos ongs, medios de comunicación y personalidades con cierta influencia en la sociedad al servicio de estos organismos internacionales que, con su gran poder económico, son capaces de arrodillar a cualquiera que puedan encontrar para lograr sus propósitos de imponernos su agenda globalista y genocida.

Todavía estamos en la discusión de la no legalización del aborto y ya un medio digital – acento.com -, lanzó una encuesta para sondear la opinión del público con respecto a su acuerdo o no de la eutanasia, donde una de las preguntas tiene un matiz claro de predisponer a la población contra la religión cristiana, al preguntar si “considera la eutanasia como un pecado”, cuando sabemos, y ellos también lo saben, que esos temas son de discusión primordialmente científicos.

Vemos así cómo vienen estos asalariados preparando el terreno en cuanto al avance de esta agenda globalista, dictatorial, totalitaria y genocida.
Podemos entonces preguntarnos: ¿existe o no cristianofobia? ¡Claro que existe!

A nosotros los cristianos, por nuestras creencias religiosas, nos quieren hacer menos que los demás, y eso no es así.

 

Ciudadanos de pleno derecho.

No somos ciudadanos de segunda ni tercera categoría. Somos ciudadanos de pleno derecho como los demás, y a nosotros también hay que escucharnos como a los demás porque tenemos algo qué decir y qué aportar para preservar el bien común, los derechos y las libertades de las personas, para que se protejan y se promocionen.

La función del Estado no es conculcar los derechos y las libertades de sus gobernados, sino es más bien protegerlos.

El Señor Jesucristo ya nos dijo que vendrían tiempos difíciles para nosotros; que lo que le hicieron a él, a nosotros también nos lo harían. Pero que no tuviéramos miedo, porque él venció al mundo y ese triunfo también nos lo prometió a nosotros, a los que nos mantuviéramos en fidelidad a él, a su evangelio y a su iglesia; porque no hay otro camino para llegar al Padre que no sea él.

Bendiciones.