Mié. Abr 24th, 2024

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Pinceladas sobre la familia

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Estamos en el Mes de la Familia, célula primera y vital de la sociedad. Ella debe ser la iglesia doméstica que acoja, viva, celebre y anuncie la palabra de Dios.

Todo lo que afecta a la familia es importante, porque es el futuro de la humanidad y por ende es también el futuro de la Iglesia.

La familia dominicana  necesita reforzar su educación en valores, sobre todo en la fe. Flagelos tan destructivos como  la permisividad, la infidelidad en el  matrimonio, la falta de comunicación en la pareja, el abuso verbal llegando tristemente en ocasiones a la agresión física, amenazan con destruir la unión familiar.

Como bien dicen las palabras introductorias de la Exhortación apostólica «Familiaris Consortio» de su santidad Juan Pablo II: “En un momento histórico en que la familia es objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla, la Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente vinculado al bien de la familia, siente de manera más viva y acuciante su misión de proclamar a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia, asegurando su plena vitalidad, así como su promoción humana y cristiana, contribuyendo de este modo a la renovación de la sociedad y del mismo Pueblo de Dios”.

En este documento se señalan cuatro cometidos generales de la familia:

  1. Formación de una comunidad de personas.
  2. Servicio a la vida.
  3. Participación en el desarrollo de la sociedad.
  4. Participación en la vida y misión de la Iglesia.

Es preciso que  la iglesia domestica y santuario de la vida, sea  evangelizada para que a su vez pueda evangelizar.

Se podría preguntar ¿cómo evangeliza una familia?.  La respuesta es sencilla y contundente. Basta ver una familia que viva el amor entre los esposos y los demás miembros y ya se está anunciando una buena noticia que es lo que significa la palabra “Evangelio”.

 Es vivir en una permanente actitud de dar, de servir, de ayudar en las necesidades del otro, de amar y de demostrarlo con los hechos y las palabras.

Definitivamente, esta es la que más nos llena de satisfacción porque Jesús nuestro Señor, nos lo dijo en una ocasión: “Es mejor dar que recibir”. Digo esto, porque tendemos más fácilmente a una actitud egoísta, de buscar ventajas y beneficios hasta de los que más amamos, marchitando así nuestras relaciones y haciendo que nos encerremos cada vez más en nosotros mismos. Recordemos que nuestro prójimo (significa próximo) más cercano es nuestra familia.

Unas palabras finales sobre los recientes ataques contra la familia: la pretensión de distorsionarla como Dios la concibió  queriendo introducir no solo en nuestro país sino en varios países del hemisferio y del mundo la malsana y contra natura ideología de género y detrás de la misma, la disminución de la población mundial.

Que Dios ilumine a nuestros legisladores y les de la sensatez y prudencia de salvaguardar los valores humanos y divinos de preservar la familia y la vida como Dios en su plan precioso de amor la concibió. Respeto si, imposición no