Vie. Jul 26th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

Guerra Psicológica

7 min read

La manipulación consciente e inteligente de las costumbres organizadas y de las masas es un elemento importante de la sociedad democrática. Quienes manipulan ese mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder de este país… Nos gobiernan, moldean nuestra manera de pensar, forman nuestros gustos, sugieren las ideas, fundamentalmente, hombres que no conocemos de nada… Son ellos quienes manejan los hilos que controlan la manera de pensar del público y quienes aprovechan las antiguas fuerzas sociales e inventan formas nuevas de controlar y dirigir al mundo”.
Edward L. Bernays, periodista austriaco autor de la teoría de la propaganda y las relaciones públicas de 1928.

Estamos viviendo en la actualidad lo que bien podríamos llamar una “guerra psicológica”, en donde la guerra se viene desarrollando no en los campos convencionales de batalla, ni siquiera con las armas convencionales de batalla, – ametralladoras, pistolas, cañones, bombas, etc. -, sino en la cabeza, en la mente del ser humano.

Es la guerra de última generación. Podríamos decir que hay un 1% que está queriendo dominar al resto del 99% con una especie de dominación consentida porque, las armas son el último recurso.

Para poder lograr el éxito de esta guerra consentida, tienen que meterse al cerebro de las personas por medio de otras armas no letales para el cuerpo del ser humano, pero sí letales para su capacidad intelectual, ya que va matando o asesinando desde su interior cualquier muestra o acción de iniciativa para poder pensar por sí mismo sobre lo que está sucediendo a su alrededor.

¿Cómo se logra este cometido? ¿Por medio de qué instrumentos logra meterse en la cabeza del hombre? Pues a través de los grandes medios de comunicación, cine, televisión, periódicos, revistas, academias, universidades. Y esto es así porque tienen que dar, dirigir y mantener un discurso, una narrativa.

Con todo esto que está sucediendo en el mundo, las personas debemos de ser capaces, de esforzarnos en comprender qué es lo que está realmente sucediendo en este mundo alocado que nos ha tocado vivir. Debemos saber qué es lo que necesitamos para no perdernos entre todos estos violentos cambios que estamos viviendo, las propuestas e informaciones que se nos están suministrando.

En nuestros días, a diferencia de tiempos anteriores, jamás hemos tenido tanto y tan fácil acceso a tanta información, que hasta hemos llegado a una saturación de la misma que nos ha impedido en muchas veces, el poder procesarla con detenimiento y reflexión, y esto llega a convertirse en un caos, que atenta incluso contra el bienestar del ciudadano individual y del bien común de la comunidad en su totalidad.

De hecho, esta velocidad de la información es tan rápida que el cerebro nuestro ha tenido que irse adaptando de manera acelerada a ese flujo constante de la misma, que ha provocado dramáticos efectos y consecuencias, tanto positivas como negativas, como es comprobado hoy en día.

Si es verdad que la información en sí puede ser muy positiva y constructiva, no es menos cierto que la manipulación que se oculta en ella, al caer en manos equivocadas puede convertirse en un arma potentísima utilizable en contra de la población de un grupo, de una nación y hasta del mundo.

Cual es la guerra psicológica ?

Quienes controlen el flujo de la información y la tecnología, tienen en sus manos un arma tan poderosa que ni siquiera nuestros antepasados se hubieran imaginado. Pues esta es la guerra de nueva generación: la guerra psicológica.

Esta guerra psicológica es una guerra invisible que requiere que a las poblaciones que ataca no tomen conciencia de que se está librando una guerra en su contra. Y esto es precisamente: estamos en una guerra del hombre en contra del mismo hombre; una guerra de la humanidad en contra de la humanidad.

Esta guerra, su intención oscura es que la población acepte mansamente, sin cuestionar y como verdades sugeridas, la información parcial o total falsa; una especie de reformateo intelectual a las que se somete a la masa poblacional. Ya lo dijo ese famoso estratega militar chino Sun-Tzu: “Una de las mayores proezas que un buen jefe militar puede lograr es convencer a su enemigo que no existe guerra alguna, pues quien no crea estar en guerra no se defiende, lo que entonces permite al potencial y sutil agresor cobrar su victoria sin prácticamente disparar un solo tiro” (El Arte de la Guerra).

Esta guerra psicológica, – al igual que otras guerras sutiles como la guerra económica, financiera, mediática y cultural-, quisa sea la más peligrosa de todas ya que, por su característica de invisibilidad, nunca termina.

Esta guerra psicológica se está y viene librando en lo que podríamos llamar el ámbito privado. Por esto, sus armas son los grandes medios de comunicación, prensa, televisión, entretenimiento, las encuestadoras, universidades privadas y públicas, los propios partidos políticos, los grandes organismos internacionales de financiamiento y otros más. Los gobiernos son sumisos a este poder mundial.

Para muestra un botón: Recordemos la guerra del Golfo sobre qué premisa fue llevada a cabo. Se le señaló en su momento al presidente Sadam Hussein que tenía en su posesión armas de destrucción masiva y toda la estrategia mediática que se implantó a nivel mundial para convencer al mundo, sobre todo al pueblo norteamericano, que había que detenerlo.

Y muchos nos lo creímos. No se diga de todo el control que tenían estos grandes medios de la información y eran ellos los que decidían lo que debía de salir a la luz pública. ¡Todo fue una sarta de mentira! La estrategia de toda guerra psicológica es el engaño. Por eso, lo primero y fundamental que debemos de enfrentar es no dejarnos engañar.

Y es que, esto es lo que estamos viviendo en la actualidad: UN ENGAÑO. A medida que sigue este flujo acelerado de tanta información que se nos está bombardeando continuamente y que no nos da tiempo para poder procesarla ni ordenarla, esto lo que provoca es sobre todo miedo, y así entonces podemos comprender más fácilmente por qué tantas personas están siendo presa y están experimentando ataques de pánico, depresión, angustia y hasta son víctimas del suicidio. ¿Podríamos pensar que son personas que han ido tomando conciencia de que están en medio de una guerra?

Pensemos en lo que ha venido sucediendo con este tema de la existencia y daño del virus covid19. ¿Podríamos encontrar o señalar elementos que refieran a esta guerra psicológica? ¿Qué consecuencias nefastas ha provocado hasta ahora el confinamiento de la población? ¿Son en realidad las medidas que se han venido tomando, para la seguridad y protección de la salud pública?

¿O han sido más bien medidas políticas y no de real cuidado de la salud de la población? ¿Han logrado estas medidas la efectividad de frenar el avance del virus? Se le dice a la población que lo mejor es estar encerrados en sus casas, en una especie de prisión domiciliaria; usar permanentemente una mascarilla e incluso hablar lo menos posible y restringir el uso del celular; mantener el distanciamiento entre las personas.

Despertar de la población

Al día de hoy, ¿Cómo ha calado esto en la población? Se sabe ya que hay poblaciones en varios países que se están rebelando a sus autoridades ante estas medidas porque la consideran ineficaces, un abuso, una violación y una coacción de las libertades y derechos fundamentales de ellos como seres humanos y ciudadanos. ¿Pueden tomarse estas manifestaciones como un despertar de la población a esta manipulación que vienen imponiendo estos “amos” mundiales?

La vida ni es justa ni es injusta. La vida es lo que es, y como tal debemos de aprender a vivirla. Se podría decir por otro lado, que la vida es dura y es riesgosa, y lo que nos queda es afrontarla con una sana y valiente alegría, en lugar de dejarnos dominar por la tristeza y el miedo. Debemos de afrontarla con fe y no dejarnos vencer por la fatalidad; que no debemos sucumbir al pánico ni al terror; que no debemos dejarnos dominar por ese enemigo silente que se incrusta en nuestro cerebro.

La lucha es ahora que estamos vivos, que estamos aún en este mundo. No podemos seguir cayendo en la actitud irresponsable del “dejar pasar”, porque con esa actitud, los hombres jamás haremos nada ni resolveremos nada.

Recuerdo aquí una escena de la película “El Gladiador”, donde su protagonista Maximus dijo: “Ineludiblemente en algún momento la muerte nos sonreirá a todos y, cuando lo haga, lo único que podemos y debemos hacer es sonreírle de vuelta”.