Vie. Jul 26th, 2024

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CAMINO A JERUSALÉN. Lucas 9, 51-56

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Este evangelio nos narra como Jesús decidió con firmeza y en coherencia con su enseñanza, ir a Jerusalén, a pesar de que recorrer dicho camino significaba dificultades, cansancios, desprecios y sobre todo su muerte.

Este camino representa el cumplimiento al plan de Dios que inaugura una nueva etapa de la historia de la salvación; se trata de un paso hacia el Padre. Por lo que ir a Jerusalén, simboliza la conversión que cada uno de nosotros tiene que hacer, tratando de seguir a Jesús, sin volverse atrás.

Se trata de una decisión de profundo compromiso que como discípulos y discípulas debemos llevar a cabo y esto es sencillamente porque Cristo cuenta contigo, para caminar junto El e ir fermentando todos los ambientes.

Caminar en estos tiempos se hace más difícil, sabemos que sí; las exigencias y la prisa del mundo tienden a poner más pesado nuestro andar; las sociedades quieren vivir de espaldas a Dios y esto complica nuestro caminar.

Ahora bien, esto no debe ser justificación para abandonar y decir no puedo, más bien debemos continuar no importando los obstáculos, porque es el único camino que nos lleva a la verdadera felicidad.

De ahí es pues, la importancia de vivir la experiencia de los Cursillos de Cristiandad, ya que nos ofrece una caja de herramientas que nos ayuda a colocar nuestros pasos en las huellas de Jesús. Podemos mencionar algunas de esas herramientas de las cuales nos hemos valido: A) La Eucaristía, en nuestra familia somos de opinión y así lo vivimos de que “no hay domingo sin misa”. B) La oración al acostarnos y levantarnos, en donde damos gracias a Dios y le entregamos nuestro pensar y obrar. C) Reunión de comunidad, en donde nos nutrimos de nuestras experiencias, crecemos juntos en la fe y nos apoyamos unos y otros.

Amigos y amigas, te invitamos a que caminemos junto a Jesús, no te detengas por los problemas que esté pasando tu familia; no te desanimes aunque no encuentres hospitalidad; no te rindas aunque recibas duras críticas por tus convicciones; porque nuestro objetivo debe ser llegar a la meta: JERUSALÉN.