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Devoción al Divino Niño Jesús

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En esta Navidad, tiempo especial de gracia por conmemorar la grandeza de que Dios se hiciera hombre en su Hijo Jesús, para traer la Salvación al mundo, quiero compartirles una reflexión sobre la apreciada devoción al Divino Niño Jesús.

Conozcamos su historia.

Tiene su origen en el Monte Carmelo, en Israel. Esto es debido a que en este bello monte, cercano a Nazaret, iba muchas veces el Divino Niño acompañado de José y María a pasear y rezar, sobresaliendo por su amabilidad y simpatía, despertando la atracción y admiración de quienes le veían.

Un gran devoto del Niño Jesús fue en el año 1200, San Antonio de Padua y en el 1500 San Cayetano, razón por la cual se les dibuja en los cuadros que se le hacen en su memoria, llevando en sus brazos al Divino Niño. Sin embargo, quienes vinieron a popularizar más su devoción fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

De Santa Teresa se narra que subiendo por una escalera hacia un corredor, le pareció ver al Niño Jesús que la saludaba muy amablemente. Desde entonces, ella llevaba siempre consigo una estatuita del Divino Niño y en todas las casas de su comunidad mandaba a colocar una bella imagen del Niño Jesús, que casi siempre dejaba de regalo al despedirse.

Santa Teresa se gozaba componiendo y cantando canciones dedicados al Niño de Belén. San Juan de la Cruz, en una Navidad, emocionado ante la bella imagen del Divino Niño, le compuso una poesía.

Los Padres Carmelitas y las Hermanas Carmelitas, siguiendo el ejemplo de sus santos fundadores, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, se han propuesto propagar esta devoción, enseñando a honrar los doce primeros años de Jesús en la tierra, los años de su infancia.

En el año 1636 nuestro Señor le reveló a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento una promesa que se ha hecho muy famosa: “Todo lo que quieras pedir, pídemelo por los méritos de mi infancia, y tu oración será escuchada”.

Muchos devotos en el mundo entero han obtenido a través de esta bella devoción muchos favores divinos.

Reconociendo que todos anhelamos se vaya esta pandemia supliquemos con fervor esta intención pero a la ve que su gran amor se rebose en nuestros corazones y que a la vez lo compartamos entre nuestros hermanos.