El joven Juan Pablo Duarte
3 min readEl 31 de enero, es fiesta de San Juan Bosco quien por su gran carisma y entrega por los jóvenes también se celebra el día de la juventud.
Por consiguiente quiero dedicar estas líneas a ellos, tomando como modelo al joven Juan Pablo Duarte, nuestro padre de la patria por quien celebramos hace unos días, precisamente el 26 de enero un nuevo aniversario de su natalicio.
Fijémonos en el. Y es que solo quien tiene un noble ideal y lucha con perseverancia hasta el final merece ser recordado. Juan Pablo Duarte ha sido el dominicano por excelencia.
Su vida ha sido un testimonio radiante de un ser humano que supo descubrir cual era el propósito de su vida: forjar una nación con los mas sublimes valores que fueron consignados por la eternidad en nuestro escudo: Dios, Patria y Libertad.
Un ideal lleno de amor hacia aquellos con quienes compartía esta bella tierra. Así lo reflejan sus palabras inmortales: ”Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar mi Patria libre, independiente y triunfante.” Una vez que supo cual era su misión, no descansó hasta lograrla.
En sus sabias palabras dijo unas que cobran mas importancia en el tiempo que vivimos: ”Los providencialistas son los que salvarán la Patria del infierno a que la tienen condenada los ateos, cosmopolitas y orcopolitas”.
Vemos su pulcra trayectoria, Duarte en lugar de tomar, daba a la nación. Se despojo de sus bienes patrimoniales y familiares por la Patria.
Y hoy, que la Patria le pide a ustedes, jóvenes dominicanos?: ser hombres y mujeres de bien, y también ser copartícipes de los destinos nacionales.
Estamos afectados de una pandemia junto al mundo entero que tristemente se ha llevado muchas vidas y amenaza continuamente con hacer lo mismo.
- Cuídense y cuiden a los mayores.
- Sean responsables en sus actos. Al salir usen el protocolo.
- No decaigan en la desesperanza. Multipliquen su creatividad y descubran nuevas oportunidades.
- Es tiempo de acción.
La Patria necesita sus mejores hombres y mujeres. Hombres y mujeres que protejan la vida y la célula primordial de la sociedad: la familia, como Dios manda.
Ahora, volvamos a contemplar para meditar y sobre todo imitar al joven Duarte. Él, quien fue un hombre de trabajo y sabía que esta es la mejor vía de desarrollo de una nación. Veamos de nuevo sus palabras: «Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos«.
Sigamos escuchándole: «Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la Justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos«.
Hoy como ayer, nuestra Nación necesita que trabajemos por su existencia, por su desarrollo y prosperidad. Nuestra tierra esta bendecida por Dios por múltiples razones que no cabrían si los enumerásemos en este espacio donde escribimos estas letras.
Solo detengámonos en su privilegiada situación geoestratégica. Esta en el centro del Hemisferio. Cuantas ventajas comparativas tenemos de estar en este punto. Fijémonos en nuestras condiciones geográficas: bellas playas, montañas preciosas llenas de verdor, suelos fértiles, dunas, lagos, bosques…
Sin embargo, detengámonos un momento en este punto.
Estas ventajas de nuestros bellos recursos naturales están siendo amenazados por intereses particulares que quieren usarlos para explotarlos en su beneficio.
Gracias a Dios, nuestras autoridades escucharon al pueblo (jóvenes incluidos) que recién defendieron una zona protegida para nuestra supervivencia como nación vista desde el punto de vista del balance de nuestro ecosistema.
Concluyendo, defendamos nuestra fe, nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra soberanía, nuestra historia y nuestros sueños pero sobre todo a nuestros niños por nacer amenazados con el intento de despenalizar el aborto.
Defendamos nuestra Constitución.
Una vez más, nos hacemos eco de estas palabras del Padre de la Patria: “Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin Honor.”
«Lo poco o mucho que hemos podido hacer o hiciéramos aún en obsequio de una Patria que nos es tan cara y tan digna de mejor suerte, no dejará de tener imitadores; y este consuelo nos acompañará hasta la tumba”.