El andador solitario
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En mi última visita a un centro de salud, me encontré en los pasillos con alguien que suele ser muy solicitado en estos lugares, alguien que literalmente sirve de soporte, cuando sientes que estás cansado y no puedes dar ni un paso más, el andador.
Pero fue grande mi extrañeza, al ver que andaba sólo, sin ningún enfermito a quien sostener. El, muy soberbio me respondió, que, a diferencia de los demás andadores, él disfrutaba más sus paseos en soledad, sin tener que cargar con otros, al fin y al cabo, su apellido era Solitario, como el Llanero.
Conversamos un buen rato mientras él se burlaba de sus amigos andadores que, por estar llevando peso ajeno, se deterioraban. Él no, él prefería mantener su firmeza evitando cualquier carga que le pudiera dañar. Me afligió su forma de pensar, no entendí cómo era posible que alguien prefiriera vivir en soledad, aun sabiendo que no estaba cumpliendo con el fin para el cual fue creado.
Qué tristeza ver su indolencia, así que lo invité a dar un paseo conmigo.
Le fui ofreciendo mis brazos de soporte a todo aquel que lo necesitaba.
Las personas felices me abrazaban con tal alegría y agradecimiento, que mi nuevo amigo el andador, sintió una sana envidia por poder él también provocar esa emoción en los demás. Así que juntos asistimos a envejecientes, embarazadas, accidentados, en fin, a todo el necesitado.
Al final del día estábamos exhaustos, pero alegres de haber cumplido con nuestro deber.
El andador solitario se había convencido de que podía cambiar para bien la vida de los demás, y eso lo motivó a darse por completo. Fue tan grande el impacto que tuvimos en el lugar, que otros acudían a nosotros para aprender el arte de trabajar en solidaridad.
De momento, los bisturís dejaron de ser tan hirientes, las salas de rayos x ya no eran tan frías, las inyecciones apuntaban directamente a su objetivo para no maltratar la piel.
Al final, sucedió lo inesperado, hasta las enfermeras y los doctores se humanizaron más y dejaron de tratar a los pacientes como sólo casos, y empezaron a tratarlos como los seres humanos valiosos que realmente son.