El niño que quería ser rey
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Cuando eras pequeño, ¿Qué querías ser al crecer? Tal vez astronauta, policía, doctor, bombero, presidente, o incluso rey o reina en un hermoso palacio. Es que toda persona desde la niñez, sin importar la profesión que elegíamos, soñábamos con ser grandes, ser importantes, aunque no sabíamos muy bien para qué.
Al ir creciendo y madurando, nos damos cuenta de que ser rey, tener dinero y poder, no sirve de nada cuando te enfrentas con situaciones las actuales, en las que nadie se puede escapar de la posibilidad de que un microscópico virus te desarme cualquier tipo de plan que tengas por delante.
Por eso vemos que no hay tal rey, ni grande, ni pequeño, que de un momento a otro no pueda convertirse en mendigo, mendigando amor, salud, oraciones, y a veces hasta un poco de pan. Y así, de un momento a otro, la prepotencia cae por el suelo.
¿Qué hacemos entonces? ¿Dónde encontraremos una fuente que nos garantice una verdadera grandeza y poder? Lo realmente valioso, no lo encuentras nunca en las cosas materiales, sino en el interior de cada persona. Solamente Dios puede dar significado a las circunstancias que tenemos que atravesar y garantizar una estabilidad duradera.
Yo te invito a que vivas como un rey siendo niño; “pero ¿Cómo así Padre Luis si no soy rey, ni mucho menos niño?”. Pues fácil, todos podemos vivir como niños, manteniendo una actitud sencilla, inocente, sin pretensiones, ni buscando encaramarse por encima de los demás. Los niños son alegres y tienen una fe ciega en que hay alguien mayor que siempre los cuida.
Las actitudes más positivas en la vida son la humildad y el amor, esas se ganan a través de un esfuerzo de nobleza y confianza en Dios que es el humilde por excelencia y el amor mismo, Él nos llevará a ser grandes.
Yo soy rico porque vivo como un niño, manejando las cosas con sencillez porque ahí es donde está Dios y los valores que debemos vivir cada día. Por tanto, aquellos que quieren ser grandes, deben aprender a ser pequeños, dejándose enseñar por Aquel que siendo el más grande, se hizo el más pequeño, Dios.